<|CAP 2|"Promesa"|>

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"Había estado tanto tiempo buscándote y ahora me basta con sólo saber que aún perteneces a este mundo."

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Los sueños que guardamos son una pequeña porción de la esencia de la realidad; puede parecer absurdo, pero así es. A través de ellos, la vida nos envía mensajes que necesitamos conocer.

Estos fragmentos oníricos actúan como un reflejo de nuestras inquietudes, deseos y temores más profundos, y, aunque a menudo son enigmáticos o confusos, están cargados de significados ocultos. Los sueños sirven como un canal a través del cual podemos recibir indicios sobre nuestro camino, nuestras decisiones y las verdades que, quizás, no estamos dispuestos a enfrentar en nuestra vigilia.

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Cada noche, me apoyaba en la ventana, mirando fijamente las estrellas y la luna, como si pudiera tocarlas con el simple deseo de que mamá regresara. A mis 5 años, ya había aprendido que la vida no siempre es justa. Ella comenzó a desaparecer de casa y yo me quedaba sola durante el día, hasta que ella volvía por la noche.

El tiempo que pasaba sola era interminable. No sabía cocinar y, para evitar el hambre, me conformaba con las sobras de pan que encontraba. No tenía idea de cuándo regresaría, solo sabía que debía esperar. Me aferraba a la ventana, a la esperanza de que no me olvidara, de que no me abandonara, de que regresara para darme la seguridad que tanto necesitaba.

Aunque mamá no era la mejor madre en el sentido convencional, su regreso me daba una sensación de calma y consuelo. Me hacía sentir que, a pesar de todo, había un vínculo entre nosotros. Estoy convencida de que era mi deseo cada noche, el mirar las estrellas y la luna —mis únicas amigas— lo que mantenía viva esa conexión, asegurando que siempre volviera a casa.

Sí, las primeras veces fueron extremadamente difíciles. No podía dejar de llorar cuando la veía entrar por la puerta, ebria o borracha, lo que fuera. Aunque su estado nunca era el ideal, su regreso siempre me hacía feliz. Correr hacia ella y abrazarla no era algo frecuente; a menudo recibía una patada en lugar de un abrazo.

Después de que ella se desplomaba en el sillón, exhausta, yo me acurrucaba a su lado, sabiendo que a la mañana siguiente recibiría golpes. Era mi forma de demostrarle que la quería, a pesar de todo. Ella era lo único que tenía, y yo sabía que, de alguna manera, ella también me necesitaba.

La quería, incluso cuando parecía odiarme. A pesar de su comportamiento y acciones, creía que en el fondo de su corazón también me amaba, y eso me brindaba un pequeño consuelo en medio del dolor. Esa creencia en un amor subyacente me ofrecía una chispa de esperanza, ayudándome a soportar el sufrimiento y a mantenerme aferrada a la idea de que, a pesar de todo, había algo de cariño genuino entre nosotras.

°♡■□■□■|T/n Rouse|■□■□■♡°


Si esa conversación continuaba, temía que podría morir justo hoy, y ella no esperaría ni un segundo para hacerme daño. Tenía un miedo profundo de que la anciana le dijera que había estado en su tienda recientemente. No quería enfrentar los latigazos otra vez, especialmente porque apenas había sanado mi brazo izquierdo y el proceso fue dolorosamente largo. Aceptaría el castigo si fuera en el derecho, pero aún así, no estaba dispuesta a soportar más sufrimiento.

En ese instante, deseaba que alguien viniera a salvarme, alguien como él, que siempre había sido una fuente de esperanza para mí. Mi mente repetía sin cesar: "Atente a las consecuencias". Avancé hacia ella con pasos lentos, acumulando coraje de un lugar que ni siquiera sabía que existía. Sabía que, aunque suplicara, ella no se detendría. Pero, con un valor recién descubierto, me preparaba para enfrentar lo que vendría, con la esperanza de que, quizás, esta vez podría cambiar algo.

&quot;The End Of The World&quot; •Levi Ackerman X Lectora•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora