Parte única.

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I.

Él, que siempre apreció más que nada y nadie sus horas de sueño por el rol que desempeñaba en el mundo de la hechicería. Ahora, no podía apreciar del todo ese preciado sueño.

No con aquellas dos personas intrusas en su cama y sábanas. De nombre: Yuuji Itadori y Nobara Kugisaki.

II.

Fushiguro mira el techo de su recámara con una especie de resignación que reluce en el verde de su mirada.

La cual dice: ¿Por qué?

¿Por qué Itadori y Kugisaki se filtraron en su habitación y se metieron en su cama? ¿Cómo él no los escuchó o notó?

Está curioso y un poco molesto, y quiere respuestas a sus preguntas. Y de paso, regañarlos y decirles que no vuelvan a hacerlo.

III.

No obstante, cuando Megumi hace un amago de levantarse y sentarse; siente cómo Yuuji y Nobara se pegan más a él, sorprendiéndolo.

Aunque lo que más le sorprendió fue, escuchar a Itadori murmurar un «No te vayas, Fushiguro» y a Nobara sorber su nariz, como si fuese a llorar.

IV.

Y entonces Megumi recuerda.

Recuerda ese 31 de octubre. Recuerda ese incidente (catástrofe) de Shibuya.

Recuerda la preocupación de que Itadori muriese, y recuerda que al despertar tras ser herido por aquel shikigami que invocó, vio a Nobara inconsciente y sin un ojo.

Y entonces, los latidos se le aceleran y... La vista se le nubla.

V.

— Ah...

Esa noche vidas se perdieron y, él estuvo por perder a dos personas importantes en su vida.

Nobara estuvo por morir. Yuuji estuvo por morir. Y él, también estuvo por morir.

Y aunque bailar y convivir con la muerte es algo tan cotidiano en la vida de un hechicero. Uno no puede evitar forjar lazos con otros.

De amistad, de amor, de compañerismo.

Y aunque él nunca fue bueno en ese ámbito, y aunque él siempre quiso hacerse el duro.

La verdad es.

VI.

Que teme perderlos.

Teme que un día, las sonrisas y estupideces de Itadori se desvanezcan.

Teme que los golpes, gritos y sonrisas orgullosas de Kugisaki desaparezcan.

Y teme, volver a estar solo.

Porque la soledad se disipó cuando ellos entraron a su vida. Cuando todo era sombras, oscuridad, negro azabache, ellos le tendieron una mano con una sonrisa.

Casi con un «Deja de estar amargado, Fushiguro. Sonríe».

VII.

Sabe que él es un cursi en el fondo, porque le gusta la amistad y las cosas lindas.

(Y posiblemente le gusten Itadori y Kugisaki).

Porque...

VIII.

Un lugar al cual puedas llamar hogar, es la sensación más gratificante que pudieras experimentar.

Sino es que inexplicable.

Algo como lo que Tsumiki le dijo una vez, hace tiempo.

Por ello, Fushiguro, con dificultad —porque los tiene pegados como lapas a sus costados— los abraza y se permite sonreír mientras cierra los ojos.

Y aunque posiblemente se le entuman los brazos, no importa. Pues lentamente va durmiéndose.

Como si la muerte y tragedia no esperasen a la vuelta de la esquina. Como si las maldiciones y espíritus malditos no existieran.

Como si nada en el mundo, importase realmente.

(Y posiblemente, fuera así).

-Traumada Taisho

Ellos son la OT3 del manga, y los amo. Ciao.

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A place you can call home  [Fushiguro & Itadori & Nobara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora