Sinceramente no entendía del todo mis emociones, tampoco mis sentimientos; era una persona demasiado rara y egoísta a veces.
Solía escribir cosas demasiado tristes, pero solo así podía desquitar las emociones que tenía en esos momentos; ya que, jamás quería demostrar cómo era realmente. La gente se percataba de mi rareza, pues en ocasiones que iba caminando por la calle y veía a algún perro callejero o gato me paraba a acariciarlo o cargarlo ( a los gatos), pero es que así era yo; amaba mucho a los animales y entendía su sufrir al estar solos en aquellas condiciones, sin ser deseados o abandonados por personas de corazón cruel. Los animales al igual que las plantas tienen sentimientos y entienden las cosas, solo que los seres humanos somos tan tontos para no tenerles paciencia; ellos sufren , lloran por no comer, se lastiman, se enferman, ellos no pidieron venir al mundo, ellos tratan de conseguir alimento cada día para comer o llevarle a sus crías que tienen en algún lugar escondidos.
Mi familia me ponía como el bicho raro, por qué solía vestir con ropa holgada o ropa algo masculina; digo yo, ¿qué importaba eso? yo estaba cómoda con esa ropa, odiaba la ropa de mujer, odiaba que resaltará mi busto y lo demás de mi cuerpo; nunca me había sentido cómoda con mi cuerpo, pues siempre desde que había empezado a desarrollarme se me quedaban viendo mucho hacia mi busto y eso era demasiado incómodo para mí.
Durante mi crecimiento siempre fuí una niña demasiado callada y tímida, pero gracias a ello solía recibir constantes burlas o más bien era molestada por niñas más altas que yo de mi misma edad o menores que yo; ya que yo era demasiado baja para la edad que tenía, pero mi familia no era alta, así que era blanco fácil de burlas y maltratos por parte de ellas. Desde ese entonces entendí que la gente es cruel, sólo por qué se les da la gana; además, siempre me dejaban fuera del edificio de departamentos dónde solía vivir cuando era una niña junto a mis padres, ellas eran más altas que yo y yo era demasiado baja, como para alcanzar la cerradura de la puerta y esa era la burla del diario en casa, en la escuela era peor; pues no hablaba, usaba lentes, era chaparrita, gordita y para colmo de los males una nerd rata de biblioteca.
Si.. crecí siendo molestada por las chicas populares en la primaria, en la secundaria la cosa paso a peor, pero empezó a dejar de importarme; ya que sabía que eso era solo por qué a ese tipo de gentes en su casa los hacían menos, tenían problemas familiares o ya de plano sus padres nunca tenían tiempo para ellos y por eso se comportaban de esa forma para llamar su atención. En mi caso las burlas fueron haciendo referencia a mi orientación sexual, me decían que era una marimacha( lesbiana), pero no me importaba por qué de cierta forma era verdad, yo era bisexual y me gustaba serlo; descubrí mi orientación sexual a los 7 años después de que una amiga de la infancia me besará, nunca lo ví de mala forma, aunque a veces tenía miedo de lo que dijeran mis padres de ahí en fuera la gente se podía ir a la mierda, yo me amaba tal cual era.
Lo peor de la adolescencia fue ahí en la secundaria, odié con cada fibra de mi ser a esas chicas, las odiaba en serio; creían que por ser las populares, las hijas de papi y mami podían hacer menos a los demás, pero les hice ver su error haciéndolas llorar diciéndoles sus verdades; además de que las dejé encerradas en el salón con un ratón que me encontré en la explanada cívica, fue tan gracioso ver sus rostros suplicando que las dejara salir y sacará al ratón, fue una venganza muy dulce para mí.
Después de ello dejaron de molestarme, no obstante al graduarme la preparatoria fue peor, pero más tolerable; perdí el año escolar y cuando volví a aplicar el examen de admisión quedé en la carrera que estaba estudiando con anterioridad.
Ese año fue lindo, pues conocí a la persona que se volvería mi mejor amigo y mi ex novio favorito. Yo era demasiado problemática, pero así era mi forma de ser; no obstante, cuando lo conocí a él empecé a molestarlo, pero él no se inmutaba ante mi agresividad al contrario se le hacía chistoso.
Con el pasar del tiempo nos volvimos mejores amigos, después fuimos novios, fue el mejor novio que pude haber tenido siendo sincera; él era alto, güero, ojos color miel y tenía una sonrisa que me hacía sonrojar cuál tonta enamorada. Le adoraba demasiado, pero como toda "hermosa" historia de amor las cosas llegaron a su final y decidimos terminar, pues yo estudiaba y trabaja; así que no quedaba tiempo para vernos más que en la escuela.
Al terminar las cosas no cambiaron, al contrario todo mejoró para ambos; me salí de trabajar, así que tenía más tiempo para él, todo marchaba bien entre nosotros; quedamos como amigos y lo seguimos siendo a pesar de todo.
Ahora que lo volví a ver en la escuela me sentía tan bien a su lado, llegar corriendo tarde ( cómo siempre hacía) y abrazarlo eran de mis cosas favoritas en todo el mundo.
Siempre estar a su lado me relajaba, era como un calmante natural a mi mal temperamento, así siempre habían sido las cosas desde que lo conocí; además, por mucho que me costará aceptarlo mi orgullo se quedaba de lado siempre que él estaba conmigo. Era mi mejor amigo, la persona que conocía cada rincón de mi retorcida mente, aquel que me sacaba sonrisas cada que tenía un colapso mental, era simplemente la persona que más amaba y por tonta lo deje ir.
El hubiera no existe, tampoco el " si tan solo", ninguna de esas palabras existen ahora...
Ahora me encuentro muerta, bajo tres metros de tierra en un ataúd de madera y con miles de pensamientos de como hubiera sido mi vida a su lado..
Lo siento Humberto... Te deje solo y ahora tú solo sufres por mi ausencia..
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AZUL
No FicciónAzul... Es una historia corta algo auto biográfica.. Les contaré de ella..