Capítulo 3

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No sé porque me siento algo incómoda, (bueno no, muy incómoda) me duele la cabeza, quiero olvidar todo y seguir durmiendo, pero algo no me deja, intento abrir los ojos pero no lo logro, por lo que espero un momento hasta que siento que algo me da fuerte en el estómago, un pie, creo. ¿Qué demonios es?. Cuando por fin logro abrir un ojo lo cierro automáticamente, ya que un rayo de sol daba directo a la zona ya mencionada, remuevo la cabeza para que no me dé el puto rayo de sol que no me deja ver lo que me molesta. Cuando por fin abro los ojos entiendo porque estaba incómoda... estoy retorcida en el sofá con Emily de una manera que parte de nuestros cuerpos estaban tanto en el sofá como en el piso, le quito los pies de la encima de mí y me siento.

—¡Joder! —Me sujeto la cabeza con las manos, tengo un dolor de cabeza terrible y no recuerdo muy bien porque la sala esta tan desordenada. Observo a Emily que sigue dormida a pesar del empujón a sus pies, veo pañuelos utilizados por todo el suelo, el televisor encendido y muchas copas encima de la mesita de centro.

¿Que coño pasó aquí?. Al ver las copas me doy la vuelta y como esperaba el mini bar tiene 4 botellas vacías de no sé qué, supongo que nos emborrachamos, y tanto que no recuerdo nada. Menos mal que fue en casa y no en la calle, estaba tan borracha que seguramente ahora mismo no recordaría si me tiré a un vagabundo en la calle, o peor aún, que haya ligado con un chico y no recuerde su cara o teléfono.

—Emily —Suspiro y la remuevo pero no se despierta, —Emily, ¡¡Emily!! —,le grito y la remuevo más fuerte, pero nada.

«Después la perezosa soy yo, si no te despiertas ni con una bomba, borracha de mierda»

Hablando de borrachas, me dio de nuevo un fuerte dolor de cabeza, así que salto el sofá y voy a la cocina a por una pastilla. Cuando me sirvo el agua me da un pequeño mareo, por lo que el agua me cae encima, y ¡puta agua, que fría!. Umm, se me acaba de ocurrir una idea, pobrecita de Emily. Sonrío maliciosamente, mirando hacia la sala a través del bar, con el vaso en la mano, cuando miro por la ventana que queda encima del fregadero veo que el vecino me mira raro, creo que fue por mi cara de mala persona, o quizás sea porque me ve cara de resaca, ese vecino no me agrada así que avanzo a la ventana dejo el vaso encima del fregadero y le grito —.¿Y usted que mira? —Creo que se ofendió porque cerró su ventana, mejor para mi, más privacidad. Es hora de mi plan maligno, Emily vas a sufrir.

Voy silenciosamente hacia el pasillo del que les hablé, el que va a la habitación de mi madre, pues también da al baño y al patio trasero, salgo a este, no es demasiado grande, una pequeña terraza con un columpio y unas escaleras que dan al verde césped que está tan cuidado, las cercas son de estas de madera blanca no muy altas por lo que puedo ver al patio de los demás vecinos, de hecho el mismo vecino está justo ahora en su patio regando las plantas y me mira raro, otra vez.

—¿No le pregunté que qué miraba?. Voy a pensar que me está acosando si me sigue mirando de esa forma —Lo señalo con el dedo.

—¡¡Qué juventud tan grosera y nudista!!.

—Y encima se ofende. ¡Acosador!—Le grito eso último, ¿que se a creído?.

Decido entrar al cobertizo qué hay al fondo del patio, hay de todo pero lo que necesito es un cubo y ¿adivinen qué?, buscando me encontré un espejo y resulta que el señor me miraba raro porque parezco una señora de 50 años que vive en un cabaré, estoy súper despeinada con ojeras cara de resaca súper fuerte, ¡¡sin pantalones y con una blusa tan fina que se me marcaba todo!!.

«¿!¿!Por qué mierdas estoy vestida así!?!?!»

Estoy roja y no de vergüenza, sino de rabia, Emily está perfectamente vestida, igual que ayer y solo yo estoy así, eso es cosa de Emily seguro.

—¡¡Emily Smtih no sabes lo que te has buscado!! —Tengo el cubo en la mano y salgo furiosa, el vecino sigue regando sus plantas y puede verme pero ya no me importa, entro a la casa y voy directo al baño, y enseguida salgo, pues cambié de idea, voy a la cocina y tomo todos los pomos de agua qué hay en el refrigerador y todos los cubos de hielo, meto todo eso en el cubo, Emily sigue durmiendo, no se entera de nada cuando estoy alejando todo lo que se pueda estropear con el agua, me sitúo delante de ella, y se me ha ocurrido algo, gritarle lo más que puedo para que del sueño profundo pase a sueño ligero de forma que cuando le tire el cubo de agua congelada sea peor para ella.

Tomo todo el aire que puedo y me preparo con el cubo, hora de mi venganza.

—¡¡¡¡¡Emily!!!!! —Grito lo más que puedo alargando la última sílaba de forma que consigo mi cometido, haciendo que esta conteste con un gemido y se remueva, ya está en sueño ligero, por lo que cojo impulso y con toda la fuerza que puedo le tiro el agua congelada con cubos de hielo incluido.

Si se preguntan por mi resaca, no se preocupen con la pastilla se me pasa enseguida, pero posiblemente no les interesa eso sino qué pasó con Emily así que les sigo contando, !mala gente!.

Emily se asusta de una manera que automáticamente toda la rabia que tenía acumulada se desvanece no sé si porque ya me desahogue o por el simple hecho que estoy muriendo de risa con la reacción de ella. Primero se asustó como si le hubiera caído una bomba al lado removiéndose por todo el sofá con una cara de susto que no puedo explicar, pero no es todo, el agua estaba tan fría que tuvo que gritar por ello miles de groserías, además de que le cayeron varios cubos de hielo en la cara, auch, eso debió doler y por último cayó en el piso dándose una ostia tan grande que creo que la escuchó el vecino pervertido que me miraba.

—¡¡¿Pero qué haces imbécil?!! —Me grita y yo rio como loca. Esta súper enfadada, de hecho tenía que suponerlo, se levanta con muy mala leche.

— ¡Ahora si te mato Peny O'Connor! —Chilla esto levantándose del suelo con la velocidad del Rayo McQuinn. Estoy en serios problemas.

—¡¿Qué?!, ¡no no no, Emily espera! —Y estamos igual que ayer, corriendo por la casa yo huyendo de Emily y ella queriéndome matar, pero ahora más furiosa.

—¡¡¡Te-Mato!!

—¡Pero si empezaste tú!— le replico.

«Un momento, ¿que coño hace persiguiéndome cuando debería estar en el sofá sin poder moverse por la resaca?»

—¿¡Yo!?, ¿cómo que yo?, me acabas de despertar con un cubo de agua congelada y posiblemente tenga la cara con moretones por los trozos de hielo.

—¡Tu me pusiste esta ropa anoche sin que me enterara y el vecino pervertido de al lado me vió, sin sostén y en bragas!.

Si, creo que le seguiré diciendo vecino pervertido por el resto de mi vida.

—¡Pero si fuiste tú la que te pusiste esa ropa imbécil!.

Paro en seco cuando me dice eso «¿Qué?».

—¿Qué? —Ya me había dejado de perseguir y ahora me mira burlona.

—¿Acaso no te acuerdas? —Me mira riendo y arqueando una ceja.

—No recuerdo nada de anoche —La miro con toda la sinceridad que puedo transmitir.

—En serio eres imbécil —Me dice dándose en la frente con la palma de la mano.

24hs before ValentineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora