Capitulo 1: El primer paso

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Estaba decidido a hacerlo o ¿quizás no?, en realidad no lo sabía, porque luego de ello no había marcha atrás, tan solo era un paso más que debía dar para demostrarle a mi padre y a todos mis hermanos que era capaz de vivir mi vida y que no necesitaba de ellos para construir mi propio camino. Estaba cansado de llevar toda esa carga en mis hombros y de que todo el tiempo mis hermanos estuvieran en contra mía, no podía soportar un insulto más; por lo que decidí que iría donde el hechicero del océano para poder obtener mis piernas. Las razones antes mencionadas no eran las correctas, me acusaba mi subconsciente, porque lo que en realidad quería hacer en la tierra de los humanos era encontrarme con aquel chico de ojos azules y cabello negro, no me lo podía sacar de la cabeza, simplemente mi corazón latía demasiado rápido cuando lo veía por las mañanas pescar en el muelle cerca de su casa, era hermoso observarlo, escucharlo reír y hablar mientras movía su brillante cabello hacia atrás.

Seguía sentado en el arco de los desechados pensando en si esa era la decisión más correcta, que consecuencias podría traerme y si en realidad valía la pena perder todo el mar por culpa de alguien que probablemente me rechazaría en cuanto me viera. Sin embargo, una pequeña voz dentro de mi cabeza me decía que debía intentarlo y seguir adelante, además estaba la cuestión de que había tenido una fuerte discusión con mi padre y este me puso como castigo pasar tres días enteros en la roca del exilio que estaba ubicada donde se unen el océano Pacifico y Atlántico, aguas diferentes que causaban a los forasteros como yo, dolores semejantes a inyectar mil agujas en tu cuerpo. Eso fue un hechizo hecho por mi padre para torturar a todos los que cometían crímenes pequeños en el reino, lo que jamás pensé fue que él, el magnífico Rey Pez, sería capaz de enviar a su propio hijo a esa zona de sufrimiento, era simplemente cruel.

Decidí que no pensaría más en ello, tenia que concentrar mis pensamientos en como salir de allí sin que los guardias que estaban ubicados a unos cuantos metros se percatarán, era una misión imposible pero seguramente si pensaba lo suficiente encontraría la salida, yo podía hacerlo, ojalá tuviera mi bolsa, de seguro encontraría muchos materiales que serían de ayuda. Si seguía dentro de esta agua muy pronto el dolor, que ya era un tanto insoportable me haría retorcer como gusano en un anzuelo.

Hubo algo que me saco de mis pensamientos y no me percate hasta que estuvo exactamente al lado mío, era un nativo de la zona, pero la impresión fue tan grande que me hizo aletear un poco fuera de la piedra. Al observar al extraño pude relajar mi respiración y regresar al lugar en el que estaba antes. El chico solo se sentó mirando hacia ningún lado, era como de mi edad, algo más grande, sus hombros eran anchos, cabello castaño y sus ojos negros, una especie de sirena común, por lo que imitando su acción intente mirar hacia el punto que sus ojos fijaban para ver si descubría el misterio dentro de aquel agujero. Hice un sonido con mi boca para sacarlo de su ensoñación y de igual forma preguntarle por qué se encontraba en ese lugar, justo al lado mío.

- ¡Oh! Perdón la intromisión, es que te vi solo y pensé en pasar a saludarte. – Una pequeña carcajada salió de mi boca, ese chico en realidad era un idiota, pero algo dentro de mí me decía que debía calmar mi lengua y no decir cosas malas, tenía que recordar todas las palabras de Ama, debía ser amable si quería tener amigos.

- Que considerado de tu parte, ya me estaba sintiendo aburrido por tanta soledad y el ambiente pacifico. – El chico por primera vez volteo a mirarme con el ceño fruncido, hizo un gesto con la boca y luego lanzó un suspiro.

- No entiendo como es que el príncipe Ariel se encuentra en esta roca, no pensé que la clase alta viniera a este lugar. – Abrí mis ojos, ¿Cómo era posible que este chico supiera mi nombre? Si, era uno de los príncipes de Atlantis, pero este lugar estaba demasiado lejos de allá, nunca había estado aquí y probablemente ninguno de los nativos me reconocería.

El Pequeño Hombre Sirena [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora