Capítulo 3: Una verdad Oscura

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La mirada de mi padre se posaba furiosa en mí, había visto a mi padre enojado incontables veces, pero esta vez parecía querer asesinarme. Me quedé congelado por un minuto, recordé mis amigos, ellos estaban en la cueva, mi mirada recorrió todo el lugar para percatarme que estaban en el fondo, atados por los guardias de mi padre. Sin lugar a duda mi padre era el hombre sirena más grande de todo el reino, era imponente, su cola tenía un ligero tinte azul, su cabello era color negro mezclado con unos cuantos mechones de color blanco; llevaba una barba corta cerrada y siempre, siempre, en su mano izquierda su tridente hecho en oro puro, esa cosa era tan grande y pesado que incluso yo no podía sostenerlo.

Esta vez, mi padre parecía querer asesinarme

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Esta vez, mi padre parecía querer asesinarme. 
Créditos de la imagen: Walt Disney Pictures. 

Decir que no estaba asustado era mentir, mi corazón latía muy rápido, más rápido que cuando estaba con Erick, no me preocupaba tanto por mí, sino por mis amigos, temía que los mandara a la zona de sufrimiento, o peor, al foso de los tiburones para que fueran devorados por ellos. Intente calmarme, pero con la mirada caída, no me atrevía a observar esos ojos que expresaban tanto odio. Intente controlar mi respiración, sentía poco a poco que mi cabeza daba vueltas.

- Hasta que apareces. – La voz grave de mi padre sonó más tétrica que de costumbre. – No creí que serías capaz de ir más lejos luego de robar la esencia del coral de tu madre, veo que me sorprendes cada día, no para bien, eso es seguro. – Sus palabras solo desprendían una sola cosa, desprecio.

- Solo deja ir a mis amigos, ellos no tienen nada que ver con todo esto. – Mi padre emitió un grito para que hiciera silencio. Estaba conteniendo todas mis fuerzas para no lanzarme a pegarle, eso sería una falta de respeto tan grande que estaría condenando a muerte, además que con un solo dedo mi padre me acabaría.

- Todo este tiempo he estado soportándote por tú madre, pero eso solo ha ocasionado que poco a poco tenga más asco por ti. – Esas palabras no las oía por primera vez, el hecho que hablara de mi madre fue lo que me sorprendió, estaba prohibido mencionar el nombre de la reina Atenea, escucharlo a él elevó más mis miedos.

- No entiendo lo que hablas, mamá murió puedes superar eso de una buena vez. – Lo siguiente que pasó fue que la mano, del mismo grande de mi rostro, de mi padre se estampó contra mi lanzándome al suelo, al otro extremo Flaun y Tobías emitieron un quejido.

- No te atrevas a decirme que debo hacer, basura. – Me dolió mucho hasta el punto de hacerme llorar, sé que no fue el golpe más fuerte que podía dar el rey, sin embargo, me removió hasta la conciencia.

Mi padre me dejo tendido en el suelo mientras yo seguía llorando de dolor para dedicarse a observar la cueva, ese lugar donde guardaba todos mis tesoros, mis pertenencias, el único lugar en todo el inmenso mar en el que podía ser yo mismo. Luego de varios minutos decidí que ya había sido humillado lo suficiente, me levante, poniendo mi rostro en alto. Sentía el ardor en una de mis mejillas, de seguro estaba roja, no importaba ahora.

El Pequeño Hombre Sirena [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora