Domain.

14.4K 1.1K 301
                                    

Sukuna estaba extendido en los aposentos de la mente de itadori, aburrido, admirando desde ahí como el mocoso veía una película aunque estaba seguro que estaba cabeceando contra el sillón.

A medida que pasaba el tiempo sentía como el cuerpo del mocoso estaba cada vez más cedía al cansancio.

Así que se le ocurrió una grandiosa idea

- Extensión -

Las marcas Negras florecieron por todo su cuerpo,  y una sonrisa torcida adornaba sus labios.

No había tiempo que perder.

━━━━━━━━━━━━

Megumi leía tranquilamente uno de sus libros de maldiciones, nuevamente se estaba pasando en la hora pero resultaban ser tan interesantes que olvidaba completamente que existía un mañana.

Una vez que noto que eran las 12:30 de la noche decidió cerrar el libro y tranquilamente se levanto para ir a cerrar la puerta de su habitación.

Cuando estaba a mitad de camino puedo escuchar unos desesperados toques.

¿Quién será?
¿Podía ser otra broma de gojo-sensei?

Cuando los golpes subieron en tonalidad se acerco a paso rápido y abrió. 

- ¿Itadori? - se encontró de frente con su amigo, quien mantenía la cabeza baja.

De un momento a otro fue arrojado hacia el interior de la habitación, tropezando y golpeándose en su zona baja.

- ¿Qué fue . . . - sus palabras quedaron a medias cuando pudo visualizar unas marcas que no podía olvidar.

- Valla ya te acordaste de mí -

Megumi permanecía quieto en el piso observando desde su altura cualquier movimiento que hacia la maldición.

- ¿Que pasó?, A caso los ratones te comieron la lengua hechicero - una risa burlona resonaba por el lugar.

Aburrido

Sukuna se agachó a la altura de fushiguro, y lentamente fue haciendo un espacio forzado entre sus piernas.

- q-que haces - la cercanía y la posición en la que estaban era más que suficiente para incomodarlo.

- Me estaba preguntando, como saben los conejos - acercándose más al cuerpo contrario llevo sus manos al rostro y lo acuno lentamente.

Incrédulo fushiguro no se apartó al tacto, lo mejor era mantener a sukuna con él para que no lastimara a los demás.

- ¿a que te refieres? - su labio tembló.

- ¿Quieres saberlo? -
Bruscamente se acercó al blanquecino cuello y mordió sin un atibo de cuidado, asegurándose de dejar una marca que tardaría días en desaparecer.

- Ahhrg!!! - un estruendoso grito abandonó la boca del azabache mientras su cuerpo buscaba a que aferrarse.
Encontrando únicamente los fuertes brazos de sukuna.

la sangre no tardó en brotar y la maldición simplemente degusto cada parte, desde la mordida hasta el coagulo que se empezó a formar.

- Eres mío fushiguro Megumi - 

❝ SυᴋυFυsʜɪ ❞ ;『One-shots』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora