Al momento de sentarme en mi asiento común;
De madera, clavos oxidados y dibujos extraños.
Mi mente vuela.
Quizás este día no era el mejor.
Pero no podía concentrarme.—Auron...— Monica me habla pero su voz
Es lejana. —Que es hora, hay que salir de el salón...—Y despierto de mis pensamientos extraños.
—Oh...Claro, salgamos.—
La verdad en la escuela en que estoy todos
Son subnormales.
Y de la forma estupida y ridícula.
Monica Y Rubén son la excepción.—¿Ya le dijiste?— pregunta Rubius.
—¿A quien?— respondo.
—A Monica, claro...—.
—¿Yo que?, ¿Que deben decirme?— pregunta ella frunciendo el ceño.
—Te odio Rubén Doblas, dijiste que se lo
Dirías tu...— Veo a Rubius fijamente y me volteo a ver a Monica, quien ya estaba asustándose.—Escúpelo.—
—Este hijo de la gran puta y yo...Nos iremos a la escuela de ricos y mimados que criticas siempre...—
Ella solo nos ve y respira.
Por un momento todo se detuvo.Y ella comenzó a llorar.
—¿Cuando?— preguntó seca.
—Un mes.—
—Bien...Entonces yo también debo decirles algo...—
Ambos la miramos y ella intentó sonreír pero no puedo.
—Estoy muriendo, estoy enferma.—
Y una bala atravesó mi corazón.
Mi mejor amiga.
Mi niña.Dios. Me siento horrible.