INTENTO FALLIDO 1

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Era por la tarde mientras la noche comenzaba a caer, ¿habrán sido las 6 de la tarde? No lo sé, solo sé que yo estaba conduciendo mi auto a la casa de él, un chico cuyo rostro jamás he podido ver, del cual tampoco conozco su nombre, puesto que siempre lo he llamado "guapo".

Llegue a su casa, una casa sencilla de 1 piso, una casa digna de un hombre soltero y sin responsabilidades. Conocía esa casa tan bien como si fuera mi propia casa. Sala, cocina, comedor, un patio acogedor, un baño con bañera y una habitación sencilla.

Abrí su cochera con el control remoto y metí mi auto, igual que siempre. Escuché el eco de la alarma de mi auto al cerrarlo dentro de su cochera. ¿Cómo es posible que yo tuviera el control remoto de su casa si no éramos pareja?

Toqué el timbre de su puerta mientras me colocaba mi antifaz.

Ahí estaba el de nuevo, parado frente a mi cubriendo su rostro con un antifaz de la misma manera en la que lo hacía yo, pero la pregunta continúa siendo, ¿Por qué?

No había fotografías en su casa, solo cuadros de pinturas abstractas que adornaban las blancas paredes, un lugar tan acogedor y con un ligero olor a vainilla que me hacía sentir tan cómoda cada que iba ahí.

- Hola guapo, cuanto tiempo.

- Pequeña, ¿Qué haces aquí? – su respuesta estaba llena de sorpresa, como si realmente no se hubiera esperado mi visita. ¿Es que acaso no escuchó el ruido de la cochera y la alarma de mi auto cuando llegue?

- Tenía ganas de verte, ¿acaso no puedo venir? – le dije mientras le daba un beso rápido en la mejilla y pasaba la puerta – ¿o es que estabas esperando a alguien más?

Todo en su casa parecía estar en orden, no había preparativos de nada, la barra de la cocina estaba limpia y todos los platos perfectamente acomodados en su lugar. Solo había unas palomitas en la mesa de centro de su sala y una película pausada en el televisor.

- Sabes muy bien que no es así, me encantan tus visitas sorpresa.

Su risa era profunda, de esas que te llenan el alma y alegran el día con tan solo escucharla. Cierra la puerta y me abraza por la cintura mientras recarga su cabeza en mi hombro.

- Te extrañe mucho pequeña, ¿Dónde estabas? Comenzaba a sentirme abandonado.

- Lo importante es que estoy aquí contigo ahora, ¿no? – me giro y lo abrazo del cuello mientras juego con su cabello.

Me encantaba hacer eso, es como si mi cuerpo respondiera por si solo cada que estaba con él. Sabía que hacer, sabía que responder, incluso algo dentro de mí me decía que estaba bien, que con él estaba segura, me decía que ya no debía de tener miedo, pero ¿por qué?

- ¿Qué estabas haciendo antes de que llegara guapo?

- Solo veía una película, la agencia me dio un descanso del trabajo así que no tengo mucho que hacer.

¿La agencia? ¿Acaso mi chico de rostro y nombre desconocido era una figura pública de alto rango? Eso explicaría el misterio y uso de antifaces.

- Entonces, ya que no estas ocupado... ¿te parece si jugamos un poco?

Comencé a meter mis manos debajo de su camisa, sabía perfectamente que estaba jugando con fuego, pero no me importaba en absoluto, solo quería estar con él en ese momento. Tenía un olor tan embriagante que me hacía desear más de él.

- Siempre estoy dispuesto a jugar contigo pequeña. – dijo mientras mostraba una sonrisa pícara y llena de pecado.

Tan pronto terminó de decir esas palabras comenzó a besarme con una intensidad y deseo de la misma manera en la que un niño devora su postre favorito después de haberlo está mirando en el refrigerador todo el día.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2020 ⏰

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¿Quién eres? || Y. L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora