𝙴𝚗 𝚕𝚊 𝚙𝚕𝚊𝚢𝚊 🏖️

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En la playa

No había algo que le emocionara más a este tierno tritón que poder observar a aquel perfecto chico de cabello rubio que con suma gracia peinaba las imponentes olas del mar montado en su tabla de surf.

Demostrándole a todos que era el mejor sin duda alguna.
Haciendo un y mil malabares impresionando a todos.

Impresionando a más no poder a  Nolan.

Movido por la fascinación e intriga, Nolan decidió comenzar a espiarlo desde detrás de una roca que sobresalía del mar mientras mantenía su majestuosa cola poseedora de escamas verdes y moradas, dándole un aspecto único, aleteando por debajo del agua.

Una vez que que ese chico llegaba a la playa (siendo seguido por muchas otras personas, seguramente fans) no le cabía la menor duda de que lo podía estar observando horas y horas con su rostro recargado en la palma de su mano mientras lo miraba con corazones en los ojos y una sonrisa ladina en su rostro.
De manera anónima dedicándole uno que otro suspiro.
Nolan aguardaba escondido detrás de la roca, sintiéndose ansioso por ver la rutina de hoy de aquel chico humano.

Asomando sus ojos heterocromaticos y curiosos por encima de la roca para observar mejor sin ser observado y evitando así ponerse en riesgo.
Él deseaba saber que movimentos tendría preparados para realizar en ese nuevo día y que seguramente ejecutaría de manera perfecta, nunca fallaba y podría darlo por hecho por todos los fans que tenía y que al parecer coreaban su nombre con esmero, pero él no entendía muy bien sus movimientos de labios para saber el nombre del misterioso surfista por lo que dió por hecho que él era muy bueno en lo que hacía por sólo haberlo visto en acción desde hace un par de días, pues sólo tenía un día de finalmente poder subir a la superficie.
Tras saludar a sus fans (y que uno que otro cayera desmayado) el chico comenzaba su rutina para prepararse.
Hacía movimentos muy ágiles (y algo extravagantes, como algunos que asimilaban pasos de break dance) para calentar y también para presumir su condición física.

La parte favorita de Nolan y que por lo tanto adoraba, era cuando el chico se colocaba su traje de neopreno, ya que su cuerpo lucía muy bien entallado dentro de este y así podía admirar perfectamente la anatomía humana, veía cada uno de sus músculos delgados pero tonificados, veía como se tensaban debajo de esa tela. Al ver esto Nolan no podía evitar  soltar un par de suspiros y mover su aleta emocionado. Además tenía que admitir que el negro le resaltaba bastante sus rasgos faciales, sus cejas pobladas, sus largas pestañas, sus labios delgados y rosados. Eso a Nolan le fascinaba.

Una vez terminada su rutina, el chico con una seguridad admirable montaba la tabla de surf para irse acercando a enfrentar las peligrosas olas.

Sus movimientos eran hipnotizantes una ves que él se ponía de pie y comenzaba a surcar las grandes cantidades de agua que se alzaban frente a él, gloriosas de poder presumir que tocaban el cielo.

Es entonces cuando ese hermoso espécimen humano dominaba toda aquella ola qué se le presentara y la hacía suya. Sonriendo de manera retadora pero siempre confiada.

Con una mirada decisiva en aquellos ojos azules que Nolan gustaba de comparar con el azul del océano.

Unos ojos brillantes y llenos de vida. Como cuando el sol está en su punto más alto en un caluroso día de playa y refleja sus rayos en las aguas del océano, dándole un singular brillo a este.

Unos ojos que podrían ser tan calmados pero también salvajes cuando los mirarás. Justo como el océano, que puede ser tan impredecible.
Esa era la mejor comparación que podía hacer Nolan, pero sabía que cuando pudiera mirarlos frente a frente descubriría mucho más.
Vería todo un océano lleno de misterios y sorpresas que ansiaba por descubrir.

—¡Y Lou lo vuelve a hacer! ¡Damas y caballeros, nunca habíamos presenciado tal acrobacia ejecutada de manera perfecta! —habló alguien a través de un alta voz denotando emoción en su voz— ¡Eso le hará llegar a las finales sin duda alguna!
Y luego empezaron a escucharse las ovaciones, las cuales Nolan silenció de inmediato porque él tenía toda su atención puesta en ese chico humano.

Ahora sabía que se llamaba Lou.
—Que hermoso nombre—susurró para sí con una sonrisa.
Ahora mostraba más de su cuerpo por encima de la roca, mostraba de la cintura para arriba aún escondiendo su aleta. No pudo evitar sentirse más atraído cuando el cabello rubio del surfista ondeaba con el aire desprendiendo pequeñas gotitas de agua por la velocidad que llevaba. Se acomodó el cabello con una mirada y sonrisa galante que por un momento Nolan sintió que era dedicada para él. O quizás sólo era una sonrisa más para todas sus fans.

Pero qué más daba. Nolan sintió una gran oleada de ilusión en su pecho y no sabía el porqué, quizá estaba enamorandose o simplemente era la admiración que le tenía a ese humano tan increíble. 

Pensaba que era imposible que llegara a existir alguien tan perfecto. O incluso conocer un humano que lo pudiera ser.
Ya que Nolan sentía una gran fascinación por lo que pudiera haber afuera en la superficie. Porque seguramente habría muchas cosas interesantes en ese gran y completamente desconocido mundo para él.
Muchos le habían comentado la existencia de unos seres llamados "humanos" y que a diferencia de él, en ves de aleta y branquias, tenían piernas y una nariz que les servía para respirar. Quizá esa era la principal diferencia entre ellos y las sirenas/tritones.

También le habían comentado que los humanos solían ser raros y nada extraordinarios, ya que con el simple hecho de tener que caminar bajo los rayos del sol en vez de simplemente flotar era algo aburrido y muy cansado. Además ellos destruían su propio mundo y a la vez destruían otros mundos donde vivían más especies que merecen respeto. Sin olvidar que ellos destruyen lo que les es desconocido. Eran sumamente raros.

Así que no valía mucho la pena echarles un vistazo .

Pero para Nolan esos argumentos no podían ser tan ciertos. ¿Cómo un mundo tan maravilloso puede hacer cosas tan malas?
Simplemente no lo entendía pero estaba dispuesto a descubrirlo y demostrar que todo lo que sabían de los humanos era falso.
Además él estaba seguro que los humanos eran seres increíbles y claro que lo creía.

Cada especie tiene lo suyo (así como las sirenas tienen aletas y lo humanos piernas, los dragones escupen fuego, las hadas vuelan, etc) y esas diferencias que había solo nos hacían más especiales. Nolan era alguien de mente abierta con una gran curiosidad dispuesta a descubrirlo todo.
Y quizá por eso,Nolan se sentía fascinado por lo que acaba de descubrir. Más bien por quién acaba de descubrir.

Era un chico guapo.
Muy guapo.

Cuando Nolan subió a la superficie estaba dispuesto a ver cientos de maravillosos especímenes humanos. Los vería altos,delgados,morenos, blancos, castaños, pelirrojos, de ojos verdes o azules, etc. Con tantas diferencias que los volvían especiales.

Y eso le gustaba y emocionaba.
Pero cuando vió por primera vez a Lou cruzar esa puerta de madera para entrar hacia la playa, sus cejas tanto como sus ojos, sólo mostraron sorpresa.
A diferencia de los demás humanos, ese chico en especial tenía algo que lo hacía diferente a los demás y por lo tanto se robaba las miradas.
¡Ese chico poseía una gran seguridad para todo!
Desde la manera en que caminaba, la manera en que sonreía, hasta la manera en que acomodaba sus cabello de hebras doradas.

Nolan estaba dispuesto a ver cientos de humanos, pero jamás creyó que existiría un humano como ese chico de linda sonrisa y ojos oceánicos.

¡Era maravilloso!
¡Era hermoso!
¡Era perfecto!

Y quizá por esa razón, es que la vista de Nolan únicamente podía concentrarse en él ahora. Sólo en él.

Porque ese chico superaba sus expectativas y aumentaba su curiosidad. Podía mirarlo desde lejos pero aunque lo negara en su interior sabía que comenzaba a desear una sola cosa porque:
Quería que le hablara.
Quería que le sonriera.
Quería seguir viéndolo de ahora en adelante en esa playa.

Deseaba poder establecer un contacto con él lo más pronto posible.

Escrito por mackisaboywithfears

𝚃𝚑𝚎 𝚋𝚎𝚊𝚌𝚑 𝚍𝚊𝚢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora