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Nolan podría jurar que pasó toda la noche despierto de la emoción, tal vez se había quedado pensando en cierto humano que traía a su corazón latiendo a mil.
El pelirubio no se quedaba atrás, tenía ojeras que adornaban sus lindos ojos haciendo más visible el azul de estos, Lou había pasado toda la noche pensando en Nolan, Dios no podía dejar de ver esa linda sonrisa, esos ojos brillantes y ese lindo sonrojo que hacia más fácil ver las pecas de su amado.
—¿Comó es que te metes en mi cabeza, oh Nolan eres tan perfecto para mi—Lou sonrió de nuevo como un tonto enamorado, se levantó y se fue a duchar listo para ir en busca de su amado y llevarlo al parque para enseñarle a andar en patineta pues el de ojos heterocromaticos había insistido que le enseñara a hacer eso.
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El Rubio esperaba a que el chico bajara pues había tocado ya como 4 veces sin respuesta hasta oir la voz de su dulce pastelito (lo se, demasiado cursi).
—Lo siento Lou acabo de salir de la ducha pero entra—Al oir el zumbido cerca de su oído Lou entró al edificio y subió a su departamento de el castaño, Lou llegó y abrió con la pequeña copia que tenía de la llave.
—Vaya nunca pensé que te apasionada demasiado el mar y esas cosas—Nolan lo miro pues estaba ya enfrente de el secando su cabello
—Si me recuerda a mi hogar, es tan calido
—Oh es cierto, ¿Vivias en algún puerto? —Nolan se dio cuenta y rápido asintió
—S-Si un puerto—A pesar de que el no sabía que era eso el solo sonrió apenado—Ya vamos a patinar—Dijo emocionado tomando una pequeña patineta que Lou le compró.
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