La chica gritó con fuerza con la última embestida, yo me ahorré cualquier sonido, pero el cuerpo me temblaba tanto como a ella. Volví a enredarme la toalla a la cadera al mismo tiempo que ella tomaba sus cosas para irse, dejando la puerta abierta. Enseguida se asomó Kirk con una toalla en la cabeza, me sonreía con picardía.
-¿Era mujer? –preguntó, burlón. Rodé los ojos y le saqué el dedo medio mientras reía- ¿No es lo mejor de ser famoso?
-No diré que sí, pero tampoco diré que no –contesté con la respiración aún entrecortada.
-Vas avanzando, Jason –dijo antes de irse. No entendía a qué se refería con eso, pero por el amor de Dios desee que no insinuara que comenzaba a parecerme a la bola de orangutanes que eran ellos.
El camino al hotel fue un circo con James y Lars ebrios, constantemente sacaban la cabeza por la ventana para gritar alguna obscenidad a quien fuera pasando o se bajaban el pantalón para sacar el trasero por la ventana también. No podía portarme como una persona propia todo el tiempo, sus actos me mataban de risa, pero me aguantaba con ganas mientras escuchaba a Kirk contarme que se había encontrado con dos chicas en su cubículo: dos mexicanas con el culo más grande que jamás había visto.
Cuando llegamos al hotel los de seguridad tuvieron que ayudar al rubio y al danés a subir a sus habitaciones. Me invitaron a seguir la jerga en el cuarto de Kirk, pero lo rechacé rotundamente, el vuelo salía temprano y lo que menos deseaba era viajar con resaca; al menos no hoy.
Envolverme entre las cobijas fue la sensación más acogedora que había tenido en mucho tiempo, pero lejos estaba de conciliar el sueño con el escándalo que tenían al lado Lars, Kirk y James. Tocaban la guitarra, golpeaban la pared, ponían alguna canción estrepitosa o gritaban como desquiciados. Me coloqué la almohada sobre la cabeza para intentar aminorar el ruido y, poco a poco, comencé a quedarme dormido.
No pasó mucho tiempo cuando sentí el colchón de la cama hundirse a mis espaldas, iba a levantarme para golpear a la persona que fuera hasta que escuché el característico sonido de los eructos de mi compañero rubio. Fingí seguir dormido mientras él se tiraba a mi lado, hipando.
-Mierda, no vuelvo a beber tanto –"eso dices siempre", pensé. Por varios minutos guardó silencio, luego lo escuché sollozar. Iba a enderezarme para ver qué pasaba con él cuando me rodeó en un abrazo. Me paralicé por completo- Lamento ser tan maldito contigo, en serio lo lamento –dijo susurrando, yo estaba expectante- No hablo en serio cuando te digo que tu talento es limitado, de hecho eres un cabrón en todo lo que haces, no entiendo cómo puedes aguantar estar entre tanto salvaje –medio rio, pero seguía susurrando- No te odio, nadie de nosotros te odia, al contrario. Pero es mi culpa que te traten como si no encajaras –su confesión no me resultaba muy impactante, pero seguí sin moverme- Me da miedo quererte tanto.
Okay, eso sí me había impactado hasta las entrañas.

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Nothing else matters
FanfictionA mi lado no había nadie, sólo una nota sobre la almohada: "So close, no matter how far..."