ɪᴠ. ᴀɴᴅᴇ́ɴ 9¾

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A pesar de que el verano había pasado terriblemente lento, Lexie Park se las había arreglado para saber sobrellevarlo

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A pesar de que el verano había pasado terriblemente lento, Lexie Park se las había arreglado para saber sobrellevarlo. Después de la salida al Callejón Diagon que tuvo con el profesor Severus Snape; en la cual esté la dejo tirada justo en el momento en el que iba a comprar sus útiles escolares (Lexie seguía molesta e indignada por esto), no había vuelto a poner un pie fuera del orfanato, como era de esperarse.

Todo el mes restante se había entretenido leyendo los libros del nuevo año escolar que iba a cursar en Hogwarts, lo cual había resultado bastante beneficioso para ella, pues no solo se divirtió leyendo, sino que tambien se había informado lo suficiente sobre las materias que cursaría y gracias a ello sabía un poco más del mundo mágico. Ahora se sentía completamente preparada para patear el trasero de cualquiera (hablando académicamente) que se interpusiera en su camino de ser la mejor bruja de toda su generación.

Su varita, sus libros, su uniforme y su ropa de segunda mano habían sido guardados en un gran baúl que Snape le había proporcionado en el caldero chorreante, junto con sus demás útiles escolares. Lexie se había levantado muy temprano para organizar todo y verificar que no se le olvidara nada. Había tomado una fría ducha, se vistió con la ropa más decente que tenía, tomó su desayuno y espero pacientemente a que el señor encargado de los mandados (llamado Jhon) llegara a recogerla para dejarla en la estación Kings Cross, en donde cogería el tren que sale del andén nueve y tres cuartos a las once de la mañana.

(...)

Lexie verifico sus bolsillos una vez más para comprobar que su billete para Hogwarts siguiera ahí, aliviada de sentirlo en el mismo sitio que lo había dejado soltó un suspiro. Eran las diez con veinte minutos de la mañana, había llegado considerablemente temprano a la estación gracias al señor Jhon, quien se encontraba caminando en frente de ella empujando un carrito, el cual contenía el baúl de la niña. El señor Jhon, a diferencia de otros adultos, la trato muy amablemente durante el trayecto en auto, incluso tuvieron una amena plática sobre el nuevo colegio de Lexie (claro, excluyendo todo lo relacionado con magia) y le había comprado una dona de chocolate para que no sintiera el estómago vacío, también le había dejado algo de dinero muggle para que "se comprara algo lindo en Escocia cuando llegara" según en las palabras del hombre. El corazón de Lexie se había sentido cálido por primera vez en mucho tiempo gracias a la gentileza del viejo señor.

—¿Cuál es el número de tu andén, Lexie? —preguntó Jhon. Park se quiso golpear la cara por un segundo. ¡Que tonta era! Lo había olvidado por completo; Snape le había comentado que el andén nueve y tres cuartos solo permitía la entrada de brujas y magos, y los muggles que no tuvieran algún parentesco con estos no podían saber sobre la existencia de aquel andén. Lex intentaría despistarlo.

—No se preocupe por eso, puedo ir sola desde aquí, ya me ha ayudado bastante y usted seguro tiene muchas cosas que hacer. —trato de convencerlo sutilmente de dejarla ir sola.

sʜᴀᴅᴏᴡs • ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora