La madera crujía debajo de mis pies con el aroma de moho envolviéndonos, era lo mejor que habíamos conseguido a último momento en épocas festivas. El lugar no era el mejor, pero tenía los servicios vacíos y parecía estar libre de plagas.
No deseaba despertar en la mitad de la noche y una rata estuviera encima de mi pecho.
Jaebeom no parecía muy preocupado, siempre le gustaron los lugares antiguos, no paraba de hacerle preguntas a la pobre mujer que comenzaba a fruncir el ceño. Estuve tentado en detenerlo, pero no tuve el valor. Nos guiaron hasta el final del pasadizo.
La puerta sonó cuando aquella mujer le dio un suave empujón.
La habitación se veía mucho mejor que en las fotografías de su pagina web, paredes con un horrible tapiz, pero sin ninguna mancha sospechosa, cama matrimonial con sabanas limpiar, un televisor sobre una cómoda y una gran ventana que revestía una pared, daba una gran vista al exterior oscurecido.
La mujer se despidió, volvería pronto con la cena.
Dejando caer las maletas, jaebeom salto hacia la cama con una sonrisa en el rostro, parecía un gato perezoso. Comenzó a rodar por la cama, arrugando las sabanas en su proceso.
-Estoy seguro que si le hacías una pregunta más, esa mujer te daba un golpe en la cabeza- dije, reprimiendo una sonrisa. Cruce los brazos sobre mi pecho-
Jaebeom casi pareció ofendido.
-No le hice demasiadas preguntas, solo lo esencial-
Arque una ceja y él solo se encogió de hombros. Estiro los brazos en mi dirección, no pude resistirme en hundirme en ellos, jaebeom era la persona más cálida que conocía, todo el mundo desapareció cuando nos funcionamos, no sabia donde empezaba uno y donde comenzaba en otro. Enterrando el rostro en su cuello, aspirando ese aroma sutil a limón que se mezclaba con su perfume varonil, nunca me cansaría de ese perfume.
Jaebeom rio, su risa resonó en su garganta.
-Eres como un gato, un gato gigante- susurro jaebeom, deslizo sus manos por mi espalda. - ¿Si te rasco debajo de la barbilla vas a ronronear? –
Le di un suave golpe sobre su pecho y él volvió a reír, apartándome de su cuello.
-Está bien, esta bien-
-Tengo hambre- susurre-
-Lo sé, yo también- respondió jaebeom, apartando mechones de mi rostro-
-Ella volverá- susurre-
Jaebeom solo se limito a asentir con una sonrisa perezosa.
Podía verlo en sus ojos, sabia lo que planeaba hacerlo y no lo iba a detener, una parte de mi había esperado este momento desde que habíamos bajado del tren.
Observe sus ojos oscuros había picardía en ellos, deslizo su mano detrás de mi nuca y me atrajo hacia él. Sus labios aplastaron los míos en un beso cálido, los latidos de mi corazón se aceleraron, cada parte de mi cuerpo vibraba de emoción, su boca era suave y encajaba perfectamente con la mía. Colocando mis manos sobre su pecho, sus latidos estaban sincronizados con ellos míos.
Después de un momento nos separamos, sus labios estaban ligeramente rojizos y húmedos.
Hubo un segundo beso, incluso uno tercero.
Mi boca estaba entumecida pero no podía negarme seguir besándolo, estaba ardiendo debajo de su tacto. Sus manos habían logrado colarse debajo de mi ropa, formando formas sobre mi piel con la punta de sus dedos.
Columna, omoplatos, costillas...
Gimiendo sobre su boca, no podía pensar en nada mas que sus manos viajan mas haya que mi espalda. Aplasto su boca contra mi cuello, lamiendo y succionando, estaba seguro que tendría nuevos cardenales que debía ocultar, pero por ahora no importaba, solo deseaba que lo hiciera. Frotando mi cuerpo contra el suyo, un nuevo gemido abandono mis labios.
La ropa picaba contra mi piel, deseaba arrancármela.
Jaebeom levanto mi camisa, exponiendo mi pecho plano y pálido, recorriendo un camino invisible por mi pecho hasta capturar uno de mis pezones endurecidos con sus labios. Arque la espalda, hundiendo los dedos en su cabello, empujándolo contra mi cuerpo. Estaba fuera de mi mente, no podía pensar en nada mas que su boca hábil.
Sabia las maravillas que era capaz de hacer en mi cuerpo, deseaba que siguiera bajando, pero él no tenia intensiones de hacerlo.
-Jaebeom- dije sorprendiéndome de mi propia voz, rota y chillona-
-Mmm...
-Se siente raro...-
No mentía, cada movimiento que hacia con su lengua sobre mi pecho iba directamente hacia mi entrepierna. Resultaba incomodo y placentero, deseaba meter mi mano debajo de mi pantalón, pero si lo hacía jaebeom pararía, a él le gustaba tener el control sobre mi cuerpo cuando estábamos en la cama.
No podía tocarme a menos que el me lo permitiera, esa idea me emocionaba, ser controlado de esa manera hacia que mi cuerpo temblara de emoción. Quería rogarle, pero solo podía emitir chillidos y jadeos, había perdido la capacidad de hablar.
Baje la mirada y él elevo la suya, me vi reflejado en su deseo. Aparte mechones oscuros de su rostro sudoroso y enrojecido, su lengua seguía cualquier línea imaginaria sobre mi piel. Sus brazos sostuvieron mi cintura, aplastándome contra su cuerpo.
Jaebeom comenzó a moverse debajo de mi cuerpo, frotándonos desesperadamente. Era extraño no sentir su piel caliente debajo de mi toque, pero no tenia fuerzas para decirle que debíamos quitarnos la ropa, solo seguí su raro juego. La ropa se iba pegando a mi piel sudorosa, cerrando los ojos y cada parte de mi exploto en sensaciones.
Su lengua, sus manos, los suaves movimientos de su pelvis contra mi muslo. Tira la cabeza hacia atrás, el nudo que se iba formando en la base de mi estomago comenzó a bajar tortuosamente, enrede mis piernas con las suyas, uniéndome a sus suaves y desesperados quejidos.
Tomando su rostro entre mis manos, besándolo.
Pedí permiso en introducir mi lengua en el interior de su boca, el no opuso resistencia, nuestras lenguas se enredaban una y otra vez, explorando cada parte de nuestras bocas hasta que nos quedamos sin aliento. Mordí y succioné, jaebeom jadeaba contra mi boca.
Ambos estábamos desesperados en alcanzar el punto mas alto de nuestro placer, hundió los dedos en mis muslos.
Jaebeom tiro su cabeza hacia atrás con la boca entreabierta, gemidos abandonaban esta, su cuerpo se tensaba debajo de mi cuerpo, se aferraba a mí. Espasmos sacudieron el cuerpo de jaebeom hasta que finalmente, se quedo completamente quieto con los ojos entrecerrados.
No paro con sus toques sobre mi cuerpo, estaba dispuesto a llevarme a mi propio orgasmo a pesar que él no estuviera den sus cinco sentidos. Tembloroso y débil, era hermoso.
Mi cuerpo se tensó, la fuerza abandono mi cuerpo e igual que cualquier pensamiento coherente dentro de mi cabeza, era capaz de ver estrellas en el techo. Derrumbándome entre los brazos de jaebeom que me observaba sorprendido, sonrió.
- ¿Te acabas de venir? –
-Cállate-
Jaebeom rio, pero no dejo nada, beso mi frente antes de acurrucarme entre sus brazos.
Alguien toco la puerta, salte fuera del regazo de jaebeom. Quise tirarme por la ventana la ver el rostro enrojecido de la señora cuando jaebeom abrió la puerta, sabía que aspecto debíamos tener, no tuve el valor de moverme durante todo el tiempo que ella permaneció en la habitación.
Fueron minutos eternos.
Jaebeom estallo en una carcajada cuando se fue, esquivo ágilmente la almohada que acababa de lanzarle.
-Ven, vamos a comer- susurro jaebeom, acercándose a la cama- la comida de enfriara-
-Primero vamos un baño a por una ducha, se siente asqueroso-
-Lo sé- arrugo su rostro-
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