⠀ᨑ ˖ֹׁ ⋅ OO1.

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A veces las parejas tienden a pelearse por cualquier motivo, ya sea por algo grave o por una situación sumamente ridícula. Y, dependiendo de las personas, logran arreglarse con la simpleza de una conversación.

Pero este no es específicamente el caso de la pareja de esta historia, siendo que al mayor de ellos se le había ocurrido una forma un tanto peculiar de poder reconciliarse con quien se suponía ser su ahora ex novio.

─ ¡Ya bájame loco hijo de puta! ── decía el más pequeño esperando que el contrario hiciera tal acción, lo cual no sucedió.

─ Cállate. ── le respondía este, demasiado calmado para la situación en la que se encontraba.

─ ¡Si no me bajas ahora te juro que empezaré a gritar más fuerte! ── amenazaba el menor, junto a que intentaba y reintentaba sazafarse del agarre.

─ Que ni se te ocurra. ── volvió a decir ahora un poco más serio. Antes de que el de orbes verdes hiciera lo ya dicho, el mayor colocó su mano sobre la boca de éste, cosa que lo enfureció más de lo que ya estaba. ── Mucho mejor. ── dijo con media sonrisa.

Aunque no lo crean, ambos estaban en medio de la ciudad. Diego cargando al otro como si se tratase de un costal de papas y, por una extraña razón, no parecían llamar la atención de las demás personas que pasaban por allí. Debe ser porque era normal que un latino de cabellos desordenados estuviera prácticamente raptando a su ex pareja, no lo sé, cualquier cosa es posible hoy en día.

Luego de unos minutos de gratos e inútiles intentos por parte de Cinco para poder escapar, llegaron al frente de un edificio de no mucha altura pero sí la suficiente para llamarle de esa forma. Diego entró a aquel establecimiento aún con Cinco golpeando su espalda, cosa que le molestaba un poco, pero tampoco exageremos.

Subió como si nada por el ascensor del lugar para así poder bajarse en el tercer piso, donde estaba la habitación que él había rentado días atrás. No estaba seguro cuánto tiempo se quedaría allí con el menor pero de lo que sí estaba seguro es que sería mucho.

Al abrir y adentrarse al living de ese lugar, dejó al ojiverde (el cual estaba al borde de explotar y de matar a Diego) en frente de lo que sería un sofá. Observaba como el ya mencionado le encerraba con llave, dejándole sin escapatoria alguna.

─ ¡¿Qué crees que haces?! ── gritó ya cansado el menor.

─ Nada, solo tratando de remendar nuestro problema. Por cierto, ¿Cómo te ha estado yendo en el trabajo? ── preguntó nuevamente calmado, mirando al chico detenidamente con una sonrisa.

─ Tsk, perfecto desde que me secuestraste cuando atendía a un cliente. De seguro ahora, por tu culpa, me habrán despedido. ── dijo recordando lo que había ocurrido hace casi una hora atrás.

─ Genial, ahora no nos tendremos que preocupar que asistas a tu empleo. ── el de estatura baja no podía entender lo que Diego le decía. ── Ahora será más fácil para mí.

─ ¿Más fácil qué?

─ Conversar.

─ ¡¿Estás bromeando?! ¡¿Hiciste todo esto solo para poder hablar conmigo?! ── dijo con un gran enojo, el cual no le causó nada al mayor de ambos.

─ Sí, ¿por qué?

─ ¿Cómo que por qué? ¡Prácticamente esto es un secuestro!

─ No es mi culpa que no quisieras venir. ── ladeó la cabeza, provocando que sus cabellos se movieran de su sitio.

─ ¡Claro que lo es!

─ Bien, entonces hablemos de... ya sabes...

─ No, ni muerto. Ese tema está cerrado ── se dio la vuelta, con los brazos cruzados. ── Desde ese día te he dicho que no volvereré contigo y menos ahora.

─ Al menos escúchame. ── pidió el latino.

─ No pienso oír nada, ahora abre la puerta. ── se volteó esperando a que Diego hiciera lo que le reclamaba, pero este tenía otra idea en mente.

─ Sabía que dirías eso y por esa misma razón no la abriré. ── dijo sonriendo junto a unas pequeñas risas. ── Hasta que no hablemos, esa puerta no se abrirá.

─ No debes de estar hablando enserio... ── susurró apenas audible.

─ De lo contrario Cinco, estoy hablando muy enserio.

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bounded ♡ dienco. [pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora