La biblioteca de la escuela se encontraba casi vacía, había un silencio casi ensordecedor en ese lugar. Ahí, una chica se encontraba entre los estantes llenos de libros, su nombre: Agari Himiko. La chica se encontraba nerviosa, se sentía observada, había alguien o algo escondido entre las sombras de la biblioteca que la observaba fijamente: miró en todas direcciones, buscando encontrar quien la estaba observando. Sus latidos se sentían cada vez más fuertes en su pecho, estaba aterrada por el hecho de que alguien la mirara, ella era una persona nerviosa, cualquier situación en la que ella fuera el centro de atención la ponía bastante nerviosa, a tal punto que comenzaba a doler su estómago, sentía mareos, su sudor era frío y sentía ganas de vomitar.
Agari cayó sobre sus rodillas, el dolor de estómago era muy intenso como para mantenerse en pie; finalmente vio frente a ella la silueta de lo que la había estado observando todo ese tiempo, se trataba de Komi, quien lentamente se acercaba a ella. Los pasos de Komi ponían aún más nerviosa a la chica que se encontraba en el suelo, a tal punto que ya no sabía si el líquido en su rostro era sudor o eran sus lágrimas, estaba aterrada. Cuando estaba a punto de colapsar, sintió algo que intentaba subir por su esófago; ella sabía perfectamente de qué se trataba, como pudo tomó fuerza para levantarse y correr directamente hacia el baño, mientras corría podía sentir cómo la mirada de Komi se clavaba en su espalda antes de salir de la biblioteca; corrió los pasillos de la escuela, sus pasos se veían entorpecidos por el mareo y la desesperación, su respiración era pesada, su cuerpo no habría soportado ni un segundo más en ese lugar. Llegó al baño y su estómago no lo soportó más; el olor a vómito era muy intenso, había vomitado tanto que le ardía la garganta, restos de comida flotaban entre la mezcla de agua, ácido estomacal y saliva, era una escena desagradable. Después de haber vomitado, y luego de calmarse, Agari se sentó en el cubículo del baño que había usado, ese era su espacio seguro, nadie podría molestarla allí, ella se sentía bien así, sola, en paz.
Un ruido destruyó la comodidad de la chica, pasos lentos se podían escuchar en el baño; Agari intentó tranquilizarse y no hacer ningún ruido, los pasos se acercaban cada vez más a donde se encontraba ella, finalmente se detuvieron frente a la puerta del cubículo. La chica se encontraba petrificada del miedo, esperaba que de alguna manera algo la salvara de esa situación, estaba orando por su vida; sus manos estaban frías, con lágrimas en los ojos, su respiración era incontrolable, su estómago comenzaba a doler de nuevo, no había salida esta vez si algo malo pudiera pasar. Pasaron unos minutos, pero para la pobre chica dentro del cubículo parecieron horas; Komi, quien se encontraba del otro lado de la puerta que daba directo a la asustada chica del otro lado, se fue del lugar. Agari se sintió aliviada, esperó un poco antes de salir del baño; sus piernas aun temblaban por el miedo que sintió y por el esfuerzo que había hecho al correr, la tormenta había terminado para ella. Caminaba de vuelta al aula de clases cuando se cruzó con una profesora. –Oh, Agari, ven un momento.- le dijo -¡¿Q-q-q-qué necesita?!- le preguntó la chica, de nuevo se había puesto nerviosa, Agari tenía ansiedad social. –Educación física en el sexto periodo no será en el patio, sino en el gimnasio. Díselo al resto de tus compañeros.- indicó la profesora. Mientras intentaba de alguna manera rechazar lo que la profesora le había pedido, pero le era muy difícil, no sabía qué debía decirle sin sonar mal o grosera, mientras se encontraba pensando, sintió una mirada desde el final del largo pasillo, Komi había regresado. Agari no tuvo más opción que aceptar dar la información y salió corriendo en dirección al aula de clases; llegó rápidamente a su destino, pero la verdadera prueba vendría ahora: dar la información de la profesora. No tenía mucho tiempo, Komi se acercaba a ella y cada vez la presión aumentaba, toda la clase la estaba mirando y se sentía cada vez más nerviosa, tanta presión fue demasiado para ella, comenzó a hiperventilarse y a sudar en extremo, todo le daba vueltas, antes de desvanecerse gritó lo que la profesora le había pedido que dijera y cayó al suelo.
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Dulce Silencio
FanfictionHitohito Tadano es un chico bastante normal, no llama demasiado la atención y es muy simple, pero toda su vida cambiará cuando se cruce con una chica por pura casualidad