El sol del amanecer empezaba a iluminar las grandes y extensas tierras del reino. Los tempranos rayos hacían brillar tanto las casas de los poblados y ciudades como las altas montañas verdes que se asomaban por el horizonte. Desde el gran balcón en lo alto del castillo Seonghwa era capaz de verlo todo. Recién levantado había salido para ver aquel mundo a sus pies bañado por las primeras luces del día. La brisa traída por el mar que chocaba sus aguas contra los muros de piedra del castillo rozaba su rostro y lo ayudaba a despejarse. Las olas lo calmaban con su murmullo. Todo era tan tranquilo y agradable.
Lo iba a echar mucho de menos.
Escuchó la puerta abrirse en el interior de la habitación. Al ver que era Hongjoong el que entró dejó el balcón cerrando las ventanas tras el.
-Buenos días Alteza, su desayuno ya está en la mesa.
Seonghwa bajó al comedor acompañado de su guardia real, se sentaron juntos en la gran mesa que había en la sala. Normalmente los príncipes o reyes no comían acompañados por ningún otro miembro de la corte, pero Seonghwa agradecía tener alguien con quien hablar durante el desayuno. Su padre y hermanos siempre parecían estar demasiado ocupados como para hacer compañía al menor de la familia. Tampoco es que los necesitase, prefería a Hongjoong más que a cualquiera de ellos. Aunque no fuese de su misma sangre la amistad y los años que los unían hacía que fuese para él más hermano que el resto de hijos del rey. Seguramente la gran unión que tenían fue lo que hizo que el guardia notara a su amigo algo preocupado aquel día.
-¿Está todo bien?
Seonghwa se limitó a asentir con la cabeza y seguir comiendo con la mirada baja. Hongjoong no necesitaba preguntarle más, no era muy difícil suponer que es lo que pasaba por la cabeza del príncipe en esos momentos. Trató de no mencionar el tema ante aquella respuesta silenciosa.
-Hoy le espera un día ajetreado, así que coma bien para coger fuerzas- añadió simplemente.
Esta vez una sonrisa medio forzada apareció en su rostro mientras le dedicó una mirada a Hongjoong. La tranquilidad de la sala se vio repentinamente interrumpida cuando las puertas se abrieron y entró un muchacho que con gran alegría saludó a los que allí se encontraban.
-¡Buenos días Alteza! ¡Buenos días Hongjoong! Un placer veros tan temprano.
-Buenos días Yunho, pareces contento. Espero que traigas buenas noticias que nos animen un poco la mañana.- Seonghwa saludó a su amigo.
-Le traigo como siempre las más nuevas y frescas noticias, mi príncipe. Aquí el noticiario diario de hoy.- Con la atención de ambos espectadores puesta en sus palabras Yunho empezó su animado discurso. - Como era de esperar no se habla de otra cosa en toda la ciudad más que del gran acontecimiento que nos tiene a todos tan emocionados. Las gentes del reino celebran felices el gran día que será mañana. Puedo asegurarle que todo el mundo expresa el gran orgullo que significa la boda de nuestro príncipe. Todos están de acuerdo en que llevamos al reino vecino lo mejor de lo mejor, se alegran mucho por usted alteza, además de por el avance de las relaciones entre reinos que esto significará. Deberías ver la alegría que recorre las calles, solo algunas jóvenes paseaban tristes al ver caer sus esperanzas de conseguir el amor de su amado bello príncipe, pero a parte de eso no hay rincón en todo el reino que no esté de celebración.
-Muchas gracias, Yunho -agradeció Seonghwa cuando el informador real terminó su reporte diario.
Normalmente la energía con la que trabajaba Yunho cada mañana era tan necesaria como su desayuno para conseguir fuerzas para llevar el día, no fue así esta vez. Aunque lo intentase era incapaz de alegrarse por las buenas noticias que traía su fiel sirviente y amigo. Yunho quedó un poco extrañado, esperaba otra reacción por parte del príncipe. Lo observó apenado como un cachorro triste, le dolía ver a su amigo tan apagado, pero no quiso convertir la escena en algo triste.
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El futuro de un Príncipe
Fanfiction[Seonghwa fanfic] El día más importante de su vida podía ser el final de lo que más amaba. Decir adiós es difícil. ¿Como iba a dejar atrás su hogar, su reino y a sus amigos? Pero Seonghwa no tenía otra opción.