𝐌𝐔𝐓𝐔𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐄𝐋𝐈𝐍𝐆𝐒 ➵ ʜᴏʟᴍᴇsʙᴜʀʏ;ᴏɴᴇ sʜᴏᴛ

"𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 Ú𝐍𝐈𝐂𝐎"

-Antes de leer-

Este One shot se sitúa antes de que Enola sea llevada a la escuela de modales de la Srta Harrison. Todo lo que vayas a leer es obra de mi imaginación, simplemente tome como punto cronológico lo anterior mencionado. Espero que sea de su agrado.

. . .

A Enola no le hacia mucha emoción al dejar al chico ahí con ella en una mismo lugar, y al momento de caer la noche junto a la hora de dormir, su nerviosismo de su presencia aumentaría. Obviamente que no le daría espacio en su cama, se rehusaba a ello rotundamente, por lo que le avisó que tendría que dormir en el suelo y conformarse con una manta y almohadón.

Ambos estaban sentados en pequeña y media destartalada mesa de la cocina en mal estado tomando el té que la chica acababa de hacer junto a unas galletas que había comprado . El té no fue sino que una rápida escapatoria por parte de Enola para evitar miradas tensas con el joven marques, en la cual pudo notar una fuerte sensación en su barriga, aquello que uno normalmente sentiría al sentirse nervioso o ansioso. Y los ojos de Tewksbury provocaron eso en ella.

Tewksbury se sintió de la misma manera. Al momento de decir «Al menos nos tenemos el uno al otro» , su corazón latió tan fuerte que creyó que ella podría oírlo, su cuerpo se tensó y en lo único que pudo concentrarse en esos pocos segundos fue en los ojos miel de Enola, bien abiertos y con un aire confuso. Los labios de ella fueron un fugaz vistazo para el muchacho, quien inmediatamente pensó como se sentiría hacer contacto con ellos. En un beso, claro. No era la primera vez que se fijaba en sus labios.

Había silencio entre ellos. Solamente tomaban el té, pero la incomoda falta de sonido se hacía notar en sus cuerpos. Enola esperaba a que él dijese algo, lo que sea. Tewksbury esperaba lo mismo, y con las manos en la taza caliente, carraspeó la garganta.

—Bueno, supongo que será muy cómodo dormir en el suelo.

Enola esbozó una sonrisa, agradecida de no ser ella la que rompiera el silencio.

— Tewksbury. No dejare que duermas conmigo, no trates de insistir indirectamente.

—No estaba insistiendo — terció el castaño —. Digo, tampoco sería algo... malo.

No pensaba dormir en el suelo. A juzgar por la apariencia del edificio, él dedujo que más de un roedor andaría por los suelos gastados. Tampoco se confiaba de la cama, pero dormir ahí le brindaría un poco más seguridad a que una rata  le comiera a nariz mientras dormía o le caminara por las piernas.

— Con la única chica que podrás compartir cama será tu futura esposa, Lord Tewksbury. No puedes dormir conmigo, no sería adecuado.

—Lo sé. Pero...

—Pero nada. No seas terco. Dormirás en el suelo y punto.

Sabía que ella estaba en lo cierto. Dormir con una chica que no fuera su esposa estaba prohibido, ni siquiera podía hacerlo si ya estaban cortejando o si el matrimonio fuera oficial, sin un dolor de cabeza y algo que el chico desearía poder omitir en su vida en cuanto se viera obligado a casarse para que un futuro tuviera a su heredero.

—Bien, entonces dormiré en el suelo junto a mis futuros amigos los roedores — dijo Tewksbury encogiéndose de hombros.