7 minus 30

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Me levanto cada día a las 6:30.

No es por voluntad propia, obviamente. Si fuera por mí dormiría todos los días hasta las dos de la tarde.

Gracias a ese horrible invento llamado: instituto, debo levantarme cada día muy temprano.

Y yo me pregunto, si los profesores quieren que destinemos el cien por cien de nuestro esfuerzo y concentración a los estudios, ¿por qué no escoger una hora dónde todos estemos bien despiertos?

Quiero decir, a primera hora la mitad de la clase está durmiendo en el escritorio.
Respecto a mí, sí es cierto que mucha atención no presto a esa hora, pero tanto como dormirme no, más que nada porque me pillarían.

Termino de vestirme y de organizar la mochila.

"Quiero conocerte"

Con ese mensaje todavía en mente me dirijo hacia otro aburrido día de instituto.

Don't Let Go of my HandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora