Promesas y amores.

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Las relaciones nunca son perfectas.

Los años que estuve con Lisa fueron de altos y bajos. Hubieron momentos donde me sentí en la cima del mundo; donde creí que podía hacer feliz a Lisa siempre, pero hubieron otros donde quise escapar y esconderme por meses. 

Mi mundo y él de ella eran distintos entre sí. Ella nunca había vivido en el ojo público. Creció en una casa de campo en su país natal, Tailandia. Yo, desde que tenía 12, había vivido para el escenario y no conocía otro mundo que de reflectores y cámaras.

Cuando me di cuenta que Lisa no podía soportar toda la carga de estar casada con un hombre como Jeon Jungkook, y que yo no podría esconderla de las controversias, tomé la única decisión que estaba en mis manos: el divorcio.

Lisa y yo nos habíamos divorciado hace más de cuatro meses.

Aquel papel eliminó cualquier lazo que tenía con ella, como nuestro deseo de tener hijos y hacer una vida juntos por mucho años más.

Perdí su contacto luego de todo. No supe como estaba, tampoco tenía idea de si seguía viviendo en Corea... hasta que en el día de hoy, su madre llamó a mi teléfono para avisarme que Lisa estaba internada en urgencias.

Mi manager me advirtió que, si me veían entrar al hospital donde estaba Lisa, crearía nuevos rumores sobre mi relación con ella. Pero ya era tarde para cualquier reproche.

Estacioné mi auto al frente del hospital y bajé de este en compañía de mi hermano. Ambos teníamos puesto el tapabocas para esconder nuestra identidad, pero sabía que de nada serviría.

Los paparazis eran seres venenosos: conocían mi lugar de residencia, mi número de teléfono y también donde viven mis hermanos. No me sorprendería que supieran del estado de mi Lisa y que yo, su ex-esposo, vino a visitarla.

— Esto es una mala idea. — opinó Taehyung, pesimista. — Eres un mentiroso.

— ¿Por qué soy mentiroso?

— Me dijiste que no la amabas.

— ¿Acaso no puedo saber cómo está? — su mirada acusadora chocó con la mía. — ¿Es muy obvio?

— Como mi amor por la fotografía. — Taehyung rodeo mi cuello con su brazo. — ¿Por qué te divorciaste de ella si la amas?

Ignoré su pregunta y seguí caminando.

Explicar mi divorcio con Lisa era complicado. A veces el amor no es suficiente para sostener un matrimonio, sobre todo siendo víctima de los constantes medios de comunicación. Si tenía que alejar a Lisa para protegerla, lo haría una y mil veces.

Taehyung no dijo más y entró conmigo.

¿Por qué la señora Manoban me avisó sobre esto? ¿Qué quería exactamente?

— Nadie te ha reconocido gracias a Dios. — murmuró mi hermano. — ¿Manoban te dijo en que número de habitación está Lisa?

— ¿Y si ella no quiere verme?

El rostro de Taehyung se volvió un poema.

— ¿Me estás jodiendo? ¿Ahora vas a dudar de ir a visitarla cuando ya estamos aquí?— buen punto. — Jungkook, ve por ella y deja de ser tan gilipollas.

Solté un suspiro y, valiéndome todo, caminé hasta el ascensor.

Estaba ansioso de volverla a ver, pero también estaba preocupado de su salud. La última vez que pude verla, fue cuando ambos nos juntamos con nuestros abogados en conjunto a discutir sobre el divorcio. Tenía mal aspecto, y su brillo natural había sido reemplazado en sus ojos por cansancio. Me inquietaba saber que tres meses después de eso había sido internada en urgencias.

Whatever Happens ✔ [T.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora