Capítulo 12

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<<PoV Katsuki>>

Cálido. Era la palabra que podía usar para describir lo que sentía estando medio dormida. Una mano acariciaba mi cabeza, sentía como hacia unos suaves masajes circulares con sus dedos sobre mi cuero cabelludo. Era cómodo, tanto que me incitaba a caer en un sueño profundo.

Pero de un momento para el otro dejé de sentir ese tacto. Lo cual me despertó casi por completo. Me encontraba en la habitación de Deku. Me refregue los ojos para terminar de despertarme y vi que estaba con el uniforme aún puesto. Mi falda estaba un poco subida, así que la estiré acomodandola y recordé el por qué estaba ahí.

Después de la escuela acordamos en hacer tarea juntos, pero me acosté para leer y quedé dormida. El libro abierto que estaba junto a mi cabeza comprobaba que estaba en lo cierto.

Deku estaba sentado en su escritorio viendo la computadora en lo que escribia en una libreta. Seguramente empezó a hacer la tarea.

-Deku. -lo llamé pero no hubo reacción. Alcance a ver y estaba con sus auriculares puestos. Mi cuerpo estaba flojo, así que decidí quedarme unos minutos más tumbada.

Me giré apoyando mi mejilla sobre la almohada y el aroma que invadia toda la habitación se potenció en mi nariz, por culpa de la almohada. Era un aroma de menta, mezclado con jabón de tocador y tenues notas aromáticas de perfume masculino.

Volví a girarme abrazando la almohada y quedé viendo la espalda de ese idiota, o bueno, lo poco que el respaldar de la silla me dejaba ver. Se encorbaba un poco para escribir y luego volvía a erguirse para seguir viendo la computadora.

Se veía muy tranquilo y neutral, con cada movimiento que veía que hacía, mi cabeza me insistía en que me acerque para estar cerca suyo. Solo quería tener contacto físico con él.

No termino de entender en qué puto momento empecé a tener esta clase de pensamientos. A ver, no es que antes no lo pensaba. Pero era solo eso, pensamientos. Sin embargo, actualmente esos tontos pensamientos se volvieron acciones, acciones que aveces me son inevitables de  controlar, mi estúpido cuerpo se mueve por sí solo.

Exactamente como está pasando ahora. MIERDA.

-¿Cuántas llevas respondiendo? -pregunté quitándole un auricular del oído y apoyando la otra mano en el respaldar de la silla.

-Quedan solo 5 preguntas por responder.-me respondió girando un poco su cuello para verme y sonreír. -Y creo que están en el libro que leías.

-Quiero leer -arrastre un poco hacia atrás la silla con rueditas en la que estaba sentado y procedí a tomar asiento sobre sus piernas.

-¿Kacchan? -su tono de voz era de sorpresa.

-¿Qué? ¿No puedo sentarme? -tomé su cuaderno y comencé a leer en lo que apoyaba mi espalda sobre su pecho.

-N-no, está bien. -seguí leyendo y su corazón... Mierda latía como maniático.

-¿Qué carajo te pasa?

-¿A mi? E-estoy bien -giré mi torso hacia la izquierda para mirarlo y tenía esa típica mueca suya de cuando algo lo avergüenza. No voy a negarlo, me encanta ver esa expresión en su rostro, por lo que quería que permaneciera así.

-¿Sigues poniéndote nervioso cuando estamos así de cerca? -le decía en lo que tomaba su mano derecha y hacia que tocase desde mi muslo superior hasta poco antes de la rodilla. Lo hacía de forma lenta y constante. Se sentía tan jodidamente bien sentir su mano con cicatrices entre mi palma y mi pierna.

-¿Q-qué haces? -preguntó sonrojado.

-Hago que ganes algo de confianza idiota. -sonreí un poco y sin pensarlo le di un beso. Ya no hacía que él moviera su mano, ahora lo hacía solo y usaba ambas. Mientras que con una mano acariciaba mi pierna, la otra se encontraba posicionada en mi cintura, moviéndose en dirección a mí abdomen.

Cambios Adolescentes - (NUEVO/En Emisión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora