Capítulo 1

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Veo una pequeña luz asomándose por el rabillo de mí ojo, no sé que pueda ser, pero me gusta.

Soy torpe y apenas puedo abrirme pazo entre mis 9 hermanos que no hacen nada más que asomar la cabeza un par de veces para contemplar el escenario que hay a nuestro alrededor. Yo sigo contemplado esa pequeña luz que ilumina todo el mundo.

Llevo 10 días de estar entre el aire, mi madre y mis hermanos, y me gusta, me gusta sentir, observar esos pequeños rayos de luz que pasan por mis ojos y como mis sentidos se van desarollando. Me gusta beber la leche que, de alguna mágica manera, mi madre  mantiene calientita y en el punto exacto como a mi me gusta.

El día de hoy mi madre salió a "El mundo exterior", un mundo al cual mis hermanos y yo no podemos ni asomar cabeza porque hay tanto peligro en cada rincon, tanto que me da miedo hasta de imaginarlo. Yo estoy muy entusiasmado en percibir todos esos olores nuevos que pasan por mis fosas nasales; se atraviesan, abriendo paso por mi nariz hasta llegar a mi cerebro, y no tengo ni la menor idea de lo que suceda allí. Solo sé que quiero seguir experimentando esta clase de cosas.

Mis hermanos caminan, con pasos torpez, sobre el suave edredon que cubre nuestras pisadas. Son muy torpes, no se dan cuenta de que chocan los unos a los otros y que por cada dirección en la que se dirigan se van a encontrar los unos a los otros, esto porque el mundo en el que vivimos es muy pequeño, apenas hay espacio para mi madre, mis hermanos y yo.

Ya han pasado 20 días desde mi nacimiento y me siento mejor que nunca. Las cosas se ven más claras y he descubierto demasiados olores, colores y sabores. Además he salido a el mundo exterior y no es tan malo como pensaba; hay muchos niños y adultos por todo lado. Cada tarde, a las 3, una señora de traje viene y asea el mundo. De vez en cuando me da un suave rose en la cabeza y me esboza una sonrisa.

Mis hermanos no hacen otra cosa que molestarse los unos a los otros. Se echan uno encima del otro y muerden todo los que este a su alrededor. Todos estamos muy felices, excepto mi madre. Siempre la veo cansada y con ganas de dormir, de vez en cuando se levanta para darnos una caricia, comer un poco, y tomar pequeños sorbos de agua. Parece que todo le doliera, como si su cuerpo fuera un estorbo, como si carga 10 kilos en su espalda por cada vez que camina.

He conocido a las personas que cuidan de nosotros. Los he vigilado  y siempre tengo contacto con ellos, de alguna u otra forma, cuando me toman para colocarme en mi cama,cuando me llaman para comer, etc.

Mi hermana está jugando con 2 de mis otros hermanos, mientras los demás duermen, saltan por encima el uno del otro. Como si quien ganara es quien más tiempo permanece de píe. Yo me conformo con tan solo estar al lado de mi mamá, observandola y escuchando su respiración que, a ratos, es entrecortada, como si le doliera hacerlo. Siendo ya las 12 pm no ha venido nadie cerca a mi cama. No he escuchado las pisadas, ni mucho menos a los niños que vienen con sus padres.

Mi madre hoy está de buen humor, esta sentada en la cama dando pequeños golpes a mis hermanos con sus extremidades. Se ve muy feliz y no contengo las ganas de ir con ella. Su suave piel me acaricia, mis ojos se encuentran con los de ella un par de veces y logró notar su expresión de felicidad. Siento que quiero continuar así toda mi vida.

Intento entender lo que sucede pero me es muy difícil. Hay muchas personas que vienen y con entregarle unos papeles a quien mi mamá llama como nuestro "amo" se llevan a uno de nosotros, como si les pertenecieramos, nunca vuelven, no quiero me pase eso y menos en este momento en el que mi madre está tan enferma. Se la pasa acostada, ya no corre, ni juega, me preocupa demasiado ella. Hace unos días escuche a una mujer decir que la iban a matar y no me gusta como suena eso, siento que es algo malo, no quiero vivi sin ella.

Corro una y otra vez hacia mis hermanos echandome encima de ellos, los intento noquear porque quiero verme el más fuerte, pero debo admitir que son bastante persistentes. El juego continua hasta que un sujeto se acerca a una de mis hermanas, la toma conm sus manos y se la lleva hasta un extremo en donde una mujer la recibe, la acaricia, y se marcha. Mis hermanos y yo seguimos con el juego, mientras mi madre está acostada en el suelo, tal vez ya nos acostumbramos.

El tiempo pasa muy deprisa. 3 meses desde que mi mamá nos tuvó y he aclarado muchas cosas en mi mente, como el por qué la gente viene y nos lleva, no es más porque necesitan compañia y en el hogar de una familia todo individuo tiene que marcharse en algún momento con eso cada vez que se encuentran su presencia es más grata y provechosa. El otro día vino mi hermano a visitarme, jugamos un rato y luego se marchó.

Un exquisito olor me hace levantarme de la cama y salir corriendo hacia él. Me acerco lentamente y un niño tiene una bolsa y en su interior está ese olor que me hizo levantarme. -¿Quieres un poco? -me dice el chico, me acerco lentamente y tomo de su mano una pedazo de carne, él me acaricia y me dice:- eres muy lindo, quiero llevarte a mi casa- yo comienzo a saltar, podré hacerle compañia a alguien y además seré su amigo. El niño me acaricia y me susurra:- voy a volver por ti-, mientras se marcha con sus padres.

No sabía lo peligrosos que podían llegar a ser los automóviles, hasta que el día de ayer pude ver demasiada gente muerta por los mismos, es increible como una caja puede mostrame tantas cosas.

Mi madre se ha levantado de la cama, se acercó a mi y me dijo:- saldré a tomar un poco de aire, me siento mal- me dio un beso y salió, yo corri detrás de ella pero el amo no me dejo salir, así que me quede observandola por la ventana. Caminaba despacio. Intentó tomar un trozo de pan de una panadería pero un sujeto con un gorro demasiado alto la golpeo lo suficientemente fuerte para hacerla salir corriendo, yo le ladraba para que viniera, pero no me escuchaba, siguió corriendo hasta tropezar con un poste y caer en la carretera, estaba muy herida y la gente solo se disponía a observarla y seguir su camino. Ella se levantó poco a poco y con su pata delantera lastimada sigui caminando, cuando iba llegando a una zona segura un auto la atropeyo. El conductor se bajo del auto, aparto a mi madre del camino y se marchó. Yo no pude hacer más que ladrar hasta que mi amo noto lo sucedido, salió y se hizo cargo del hecho, esa tarde no quise jugar. Recordaba el momento en que pude verla porprimera vez, siempre me sonreía, era cariñosa, era la mejor.

Desde mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora