𝙎𝙩𝙧𝙖𝙮 𝙆𝙞𝙙𝙨 [𝙍𝙀𝘼𝘾𝙏𝙄𝙊𝙉𝙎]

𝙈𝘼𝙔𝘽𝙀 𝙄𝙏 𝙒𝘼𝙎 𝙇𝙊𝙑𝙀

𝘚𝘪𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘥𝘪𝘥𝘰 𝘥𝘦: EmoonSky

ＣＡＮＣＩＯＮ： 사랑이었나봐（Ｉｔ ｗａｓ ｌｏｖｅ） — Ｇｉｒｉｂｏｙ

ＩＭＡＧＩＮＡ ＣＯＮ： ＬＥＥ ＫＮＯＷ

[NOTA: Si no conoces la canción, puedes leer la traducción al final del capítulo.]

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Después de que terminara aquella pelea, te sentaste en nuestro sillón a leer como cada noche, y me atreví a quedarme viendo cómo la tenue luz de la lámpara alumbraba tu bello y concentrado rostro. Cómo la tranquilidad te inundaba por fuera pero te mantenía inquietante por dentro, cada vez que tus ansiosos dedos pasaban de página. 

En algún momento me miraste, y ahí supiste que te alteraría tener mi atención sobre ti, porque sonreíste al acercarme y rodearte con mis brazos, ansiosos de no haberte tocado todo el día. Olvidaste tu libro y dejaste que te demostrara el amor que aún te seguía estimando.

Esto era todo lo que siempre fuimos. El resultado sólo podía terminar en este caótico y melancólico dormitorio destruído por nuestra inmadura furia, dónde antes solíamos reír y bailar hasta caer.

Si yo fallaba con tu planeado y organizado día, las bombas comenzaban a caer sobre mí y yo me protegía bajo excusas mediocres que amargamente salvaban mi orgullo.

Cuando el error lo cometías tú, no faltaba mi dolido comentario punzante, aún sabiendo que te lastimaría, en lo más bajo de mi mente, que perdona fácil pero jamás olvida.

Así comenzamos a caer en este bucle sin fin, porque mis retorcidos sentimientos no podían darse cuenta de que, pese a todo eso, aún te amaba. Porque cuando las peleas terminaban, ahí nos encontrábamos tú y yo, acostados en el sillón o en el suelo, tomados de las manos o abrazados, siendo uno o riéndonos con el otro.

Durante aquel viaje de vuelta a casa, no escuché ni una sóla palabra mientras manejaba. Pero al cruzar el umbral de nuestro hogar sabía que no me liberaría de este típico problema insignificante.

—¡Ya! —tomándome del brazo. Me giré con brutalidad alzándote la voz.

—¡¿Qué?! —miré tu rostro, tus lágrimas al borde de asomar, y aún así no me guardé mis palabras—. ¡¿Vas a dejarme en paz de una vez o seguirás insistiendo con eso?!

—¡Ni siquiera te arrepientes y eso es por lo que insisto! —gritaste en mi rostro—. ¡Antes por lo menos soltabas un miserable perdón y seguías haciendo lo mismo! —dejando caer las primeras lagrimas—...ahora ni siquiera te importa arreglarlo y...no sé qué mierda sigo haciendo aquí contigo.

Te sacaste esas gotas al pasar por mi lado para irte al dormitorio. Esas gotas que colmaron, esta discusión llevada al límite...¿Cómo...llegamos a esto? Jamás mencionaste irte, no pasaba por mi cabeza la sóla idea de uno de los dos yéndose.

Aquella otra vez tuve un mal día en el trabajo, y no quería hablar. Pero no dejabas de recriminarme por mi silencio y falta de atención, hasta que exploté en tu rostro y te fuiste a dormir al sillón. Ese día lo arreglé, pero tu corazón ya estaba muy dolido para perdonar, y no me daba cuenta.