Guardián

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Meses después
(…)

Ya hace algunos meses y aun no terminaba la guerra, ¿Cómo decidir esto sin sangre? Esto era un caos sin remedio, nadie podía parar esto, pero el sí. Pronto se abrirían las votaciones en Rusia donde habría un nuevo presidente, con el objetivo de terminar esta guerra e impulsar nuevas leyes. Sera que el pueblo era el causante de esto, ellos son los que eligen. Esto terminaría pronto, muy pronto. ¿Qué pasaba con Elizabeth?
Ella esperaba ansiosa a su padre quien iría por ella al campamento para ir a la guerra. Y tal vez acompañado de “el”.
Estos meses a Elizabeth se le iban muy rápido, había rescatado a un cachorro en el bosque y solo uno logro salvarse. Nadie podía en estos momentos hacerse cargo del cachorro y la muchacha dijo ¿Por qué no?
Había desarrollado gran cariño hacia él, junto con Jade una soldado del sector 128 de Australia que había sido herida de un brazo. Juntas lo entrenaron para ser un perro de guerrilla. En este caso “guardián”, y así fue como lo nombraron.

La soledad se la comía, se sentía la mujer más miserable del universo. Cada gente tiene problemas pero cada uno es diferente y sobre todo cada uno es “peor”, pero al final esto se reduce en un problema, lo que lo hace igual.
Se encontraba con guardián en lo alto de la montana cuando diviso a aquel recluta retrasado que tanto la subestimaba; Tomas.
Un poco herido, pero no tanto para preocuparse, algo cansado y muy sucio. ¿Este era el tipo de las cartas con hermosos poemas? No lo creía . Pero las apariencias engañan.
Fue a llevarle un poco de agua, tenía la boca seca por lo que no lograba hablar. Tomo dos, tres sorbos, toda el agua de un jalón.

- ¿Te encuentras bien?, ¿Quieres que te lleve al campamento?
- No, ya no es necesario. -Elizabeth dudo un poco, ¿Por qué no volver a preguntar?
- ¿Seguro? –Dijo por última vez.
- Si.
- ¿Qué haces aquí? – Se sersioro de que nadie los vigilara, lo primordial era la seguridad.
- La verdad no lo sé. Jamás te lo dije Elizabeth, pero yo nunca te envié esas cartas.
- ¿No? –Pregunto.
- No, todo este tiempo fue Ryan, Desde el principio hasta el final.
- Ah. –Recordó aquella vez donde leía la carta, observo entre sus pensamientos y si ahí estaba él, parado observando como ella leía la carta y aspiraba el aroma de aquella rosa.
Todo este maldito tiempo había sido él. no sabía que pensar.
- Te he dejado sin palabras.
- ¿Perdón?
- Si fuiste demasiado ingenua para verlo con tus propios ojos.
- ¿Ah?.
- Perdón. –Esta vez se había pasado con Elizabeth y lo había reconocido el muy hombre.
- No hay nada que decir. Las palabras no van a cambiar nada. –Se mantuvo fuerte.
- Eres fuerte.
- ¿Por qué piensas eso?
- Nunca te vi llorando.
- Eso no significa que sea fuerte.
- ¿No?
- No. Significa que soy orgullosa.
- ¿Entonces para ti que es ser fuerte?
- Tener la mirada hacia arriba cuando todo se desmorona.
- Suerte con tu orgullo, no durara mucho. –Fueron sus últimas palabras. Tomo un arma de su bolsillo y la apunto a su pecho, la bala fue a su corazón, derramaba sangre a chorros pero ya no había remedio. Se había suicidado y todo por que se odiaba a sí mismo. 
Elizabeth no derramo lagrimas, no las merecía. Pero si merecía un poco de silencio. Le cerró los ojos con sus dedos y lo tapo. A pesar de ser un entrometido y grosero, había sido un buen soldado.
- VAYANSE A LA MIERDA RUSOS. –Grito con todas sus fuerzas, cayendo lentamente al suelo, el orgullo ya no podía con ella. Lagrimas salían descontroladamente de sus ojos, le dolía demasiado en su interior. ¿Qué le dolía? Absolutamente TODO. Lloro unas lagrimas que nunca nadie ve.

 El presidente de Estados Unidos de América les ofreció un armamento mucho más capacitado de última generación, había sido creado para estas situaciones. Esta fue enviada al campamento por medio de un helicóptero. Esta misma noche llegarían algunos reclutas por su nuevo armamento y Elizabeth se iría con ellos a la lucha.

Entre aquel botín había utensilios para las enfermeras como un aparato para coser las heridas, etc.
Alrededor de 50 reclutas formados en una fila para ser curados. Elizabeth era la última en la fila y justamente era su turno, ella se notaba un poco nerviosa.

- No te preocupes, no te dolerá. –Le dijo alguien a sus espaldas. Logro reconocer aquella voz masculina. Su ojiazul había vuelto, se trepo en él y lo abrazo con fuerza. Lo soltó volviendo a su posición.
- Bonito saludo, pero este es mejor.
- ¿Cuál? –Arqueo una ceja. Ryan la tomo de la cintura y la beso en aquellos labios tan rojizos que poseía su amada. Elizabeth se dejo llevar por el impulso, cerró los ojos sintiendo el aire puro y aquel toque entre labios.
Se había olvidado de guardián, lo dejo ahí parado y se fue. Tenía que darle de comer, el pobre maullaba como lobo por su ración del día.
Mientras tanto Ryan fue a dar un vistazo a su nuevo armamento. Tenía que ver las nuevas armas. Un soldado las repartía dependiendo el nivel del recluta. El era nivel 8, alto para su edad.

- ¿Cuándo llegaron? –Pregunto el ojiazul.
- Exactamente hace algunas horas. 
- ¿Que me dices de Elizabeth Jones? En eso llegaba Mike por detrás, haciendo la misma pregunta.
- Si, ¿Qué ha hecho Jones?
- ¿Se refieren a la hija del comandante Jones? –Asintieron ambos.
- Todos los días ha estado con él, se ha encariñado completamente y sobre todo le ha puesto un apodo.
- ¿Qué? -Dijeron ambos al mismo instante.
- Si, observen con sus propios ojos.
- Espera Ryan. –Lo detuvo Mike. - ¿Qué apodo dices que le puso?
- Guardián. –Contesto serio.
- ¿Por qué? –Pregunto Ryan.
- Porque todo el tiempo la protege, un día la salvo de una mordida de anaconda. –Ambos fueron donde ella, solo la vieron darle comida a un perro. Pero no divisaron al chico.
- Elizabeth, ¿Quién es tu nuevo amigo? –Pregunto Mike.
- Ah, ¿hablas de guardián?, es mi nueva mascota, lo encontramos en el bosque recién nacido. –A ambos se les puso el rostro rosado de la vergüenza. Y salieron de ahí como dos adolescentes celosos.
- No nos dijiste que era un perro. –Dijo Ryan enfadado, haciendo una mueca.
- Ustedes jamás preguntaron. –Se carcajeo el soldado.

                                                         ***

A mis lectoras:espero que estos dos mini capitulos sirvieran para disculparme por la falta de constancia con la que he escrito, espero que sean de su agrado, un beso gigante :D

Soldado De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora