Hacía frío, como tal los días de enero y aún así la gente a fuera parecía no detenerse por las heladas. Excepto por John que había tomado un par de días de descanso bien merecidos, de algo tenía que servir sus incontables días de vacaciones acumuladas por no tomar nunca tiempo para él mismo. Se encontraba recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y deleitado con la tierna vista de su adorable incubo sentado en el asfeizar de la ventana, con un suéter de corte ancho en el cuello, lo suficiente para colgar un poco por sus clavículas y espalda, donde salían esas suaves alas color media noche que reposaban ligeras a los costados del rizado. Sonrió encantado al ver esa colita que terminaba en un corazón invertido ondularse de un lado a otro, como el rabo de un gatito, definitivamente su niño se encontraba pensativo por como se movía, debía estar concentrado en cualquier cosa que pasase por esa cabecita terca y malvada.
-me gustan los días nublados John, me traen tranquilidad - Hablo sin voltear hacia atrás, debido a su poder sobre las auras podía sentir la de John, y sin mencionar la pulsera forjada que portaba John en su muñeca izquierda, punzaba en un tenue rojo escarlata cada que ambos sentían la conexión a través del fuerte enlace que unía sus almas.
-a mi me gustas tú - Las mejillas del ser ancestral se tiñeron de un adorable rubor, frunció el seño y aparto su vista del exterior para mirar a John, el cual amplio aún más su sonrisa juguetona al ver la reacción del incubo
-hum... Tonto - enfurruñado desvío la mirada, malditamente no estaba siendo tímido con un simple humano, debería chasquear los dedos y calcinarlo vivo con su fuego fatuo, si, lo iba a hacer en este mismo momento, al carajo con el destino y las escrituras sagradas.
-deja de actuar así o voy a joderte duro conta esa ventana.
O bueno, podría intentar deshacerse de él más tarde.
Otra vez.
-Estoy lleno, prefiero mimos -
Puchereo el rubio, había cambiado de opinión, aún se sentía hastiado de tanta vitalidad, el humano se había corrido tres veces dentro de él en el transcurso de la mañana, si lo volvía a hacer acabaría borracho de poder y no le apetecía sentirse pesado y somnoliento.-a veces me desconciertas, has intentado matarme en más de una ocasión y sino fuese por el hechizo de la pulsera lo hubieses hecho pero aquí estás pidiendome abrazos- el más alto caminó hacia donde se encontraba el rubio, el asfeizar era amplio, por lo que pudo sentarse tras él y envolverlo con sus brazos. Casi podía encontrar entrañable la manera en que encajaba tan bien el chico con cuernos y colita contra su cuerpo. No dudó en acariciar con su diestra su coronilla, el área entre ambos pequeños cuernos, el incubo suspiro encantado y se deshizo contra su pecho, casi ronroneando como un gatito, gustoso y satisfecho.
-hmmm.. bueno John, a veces eres digno de mi gracia, otras veces desearia verte ardiendo desde los huesos y tienes un buen pene ¿Que puedo decirte? - bufó una pequeña risita traviesa y su cola ondulo en el aire, divertido.
-entonces, ¿probablemente sigo vivo porque te gusta mi pene? - Preguntó con falsos aires de indignación, encantado de ver cómo el pequeño súcubo enredaba su cola en su antebrazo izquierdo, con el paso del tiempo notó esa adorable manía.
-así es, John - enterró su nariz en el cuello del más alto he inhaló profundamente, apretó el agarre en el brazo de John y sonrió contento mientras se restregaba en ese amplio y calientito pecho.
-pequeño monstruo- mascullo entre dientes, bajó su derecha a esa bonita espalda donde sobresalían a la altura de los omoplatos dos preciosas alas negras, suaves y sedosas al toque, acaricio con cuidado la espalda baja y lo atrajo más hacia su cuerpo, ese incubo sería su perdición, ya lo era y estaba consciente.
-Mastodonte idiota, dame besitos - habló ronquito y mimado, su rostro salió del escondite entre la quijada y hombro del humano, solo para tomarle de las mejillas y unir sus bocas en un húmedo y caliente beso, sus labios hormiguearon, la lengua ajena, exigente contra su paladar y la mano apretada y severa contra sus desnudas caderas le tenían quejumbroso, gimiendo entre mordiscos y lametones a sus hinchados labios. No podía creer que John aún tuviese la suficiente vitalidad para someterlo de esta manera. Cerro los ojos complacido, con el enlace de la pulsera fulgurando y punzando entre ellos lo hacía todo más intenso.
Los chasquidos húmedos cesaron en cuanto el humano se separó para poder ver tomar un poco de aire.
-Se supone que íbamos a ir por ropa para ti.. a este paso acabaré inconsciente y será tu culpa - apretó una mano en el cabello de la nuca del incubo, este se quejó y le miró extaciado por la brusquedad del toque.
-Yo solo pedí besitos, es tu culpa que no puedas quitar tus manos de encima mío -Se quejó el incubo antes de escapar del agarre del humano para asaltar su clóset, algo podría encontrar que no le quedase hasta las rodillas.
-no es mi culpa que seas tan ¡bonit pff! - el incubo le lanzó una playera al humano callandolo antes que volviese a ponerse meloso, lo detestaba, hacía muchas cosas dentro de él, maldito humano, iba a decirle a algún ente que le jalara los pies en la noche en venganza por haberlo hecho sonrojar dos veces en el mismo día.
- ¡algún día le voy a tirar tus huesos a los perros del inframundo! - le gritó el chico con cuernitos desde el fondo de su clóset, sonrió travieso y comenzó a tomar sus cosas para la ducha, dejaría al pequeño con sus berrinches, tenían un largo día por delante.
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I deal with a Incubus { JOHNMARK }
FanfictionPara John Suh parte de su trabajo como historiador era entrar a casas o casonas abandonadas pero con alto valor histórico y cultural por sus reliquias, las personas sabían a quién llamar para averiguar el valor de la colección de jarrones de su difu...