El primer día en la oficina

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(Alicia)

Me gustaba que me miraran con admiración. Me hacía sentir fuerte, sexy y sensual.

Fue relativamente pronto, a los dieciocho, cuando descubrí cómo se jugaba en el tablero de las citas.
Hay una serie de normas que si no las sabes o no las respetas pasas de ser una jugadora a que jueguen contigo.

La primera, es que la mayoría de hombres son mediocres. Niños que buscan a una madre que les ofrezca sexo. Por lo tanto, a ese porcentaje de la población masculina la podemos desechar.

"Al menos eso hago yo".

Como he dicho, el sexo es importante para ellos. No te des rápido y no seas fácil. Hazte respetar según tus normas. Su pene les nubla la mente y es una carta a tener en cuenta siempre.

"Nena, juega con ello".

Por último, sé consciente de que ellos mienten y te mienten de manera descarada. Mi consejo es que hagas tú lo mismo. Lleva tú las riendas mientras te haces la gatita sumisa.

(Alicia)

Ya eran las siete y media de la mañana y a las ocho empezaba con mi nuevo trabajo de secretaria en las oficinas Caps.

Me puse un vestido recto azul marino con un acabado en la falda color naranja. Era evidente que con aquella prenda buscaba causar una buena impresión. Me terminé de subir con delicadeza las medias negras y me coloqué los zapatos de tacón.

No llevaba tacones porque fuera bajita sino porque sabía que me estilizaban la figura, me veía mejor y, por ende, los hombres me miraban más.

Me dejé el cabello suelto y únicamente recogí uno de los lados de mi cabeza con unos cuantos ganchos. Pensé que así lucirían mejor mis largos rizos color castaño. Al igual que mi peinado, mi maquillaje era muy natural. Le puse especial atención a ensalzar la belleza de mis ojos de un verde casi imperceptible por el color marrón también presente en mi iris. Rímel para las pestañas, sombras marrones y un delineado negro muy fino al ras de las pestañas. También, me apliqué colorete en mis mejillas y me puse un labial que hacía de mis labios un arma muy sensual.

-Alicia, ¿ya estás lista? Te espera tu padre para llevarte en coche- me dijo mi madre detrás de la puerta de mi cuarto.

-¡Sí!- le grité mientras salía de la habitación -¿Crees que estoy guapa?

Ya sabía la respuesta pero no me importaba, necesitaba escucharlo de una boca ajena.

-Sí cariño. ¡Corre que llegarás tarde!

"Sinceramente, odio que me metan prisa".

-Mamá, estoy nerviosa... ¿y si soy muy mala y lo estropeo todo?

-No digas esas cosas. Es normal que estés nerviosa, es tu primer día de trabajo al fin y al cabo. ¿Has desayunado?

-Me he cogido algo para picar pero tengo pensado almorzar con la gente de la oficina cuando hagan un descanso.

"Eso si todo va bien", pensé.

Cuando mi padre me dejó en la puerta del edificio de oficinas Caps me dije a mi misma: "Céntrate, lo vas a conseguir".

Nada más llegué pregunté a la recepcionista por el piso en el que tenía que trabajar e inmediatamente me puse a esperar el ascensor para subirme en él. Cuando se abrió la puerta entré y vi a Andrés.

(Andrés)

-Hola Alicia, ¿qué tal? ¿Vas a pasar? Nosotros vamos a subir al despacho.

-Sí, gracias- nos saludó a ambos moviendo la cabeza con una sonrisa dibujada en su boca.

Dos AnillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora