𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗨𝗡𝗜𝗖𝗢.

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CAPÍTULO ÚNICO.

Si las miradas hubiesen sido palabras, Kageyama Tobio hubiera estado rojo debido a las palabras que el pequeño bloqueador central tenía para decirle, y tal vez podría haberle correspondido.

Tal vez podría decirle que lo admiraba desde el primer momento en el que se enfrentaron en aquel partido de la escuela media, o decirle que lo quería como nunca había querido a nadie.

Pero eso no importaba, no ahora que estaba escondido viendo como Kageyama se confesaba con torpes intentos de comunicación–anteriormente prácticados frente al espejo de su baño–a la mejor amiga del peli-naranja, Hitoka Yachi.

Hinata Shōyō suspiró inaudiblemente mientras secaba sus saladas lágrimas que escurrían de sus hermosos ojos; dando media vuelta, regresó al gimnasio como si nada hubiera pasado; ignorando aquel dolor en el pecho.

Nadie pareció percatarse de la tormenta que uno de los rematadores de Karasuno estaba teniendo dentro de su corazón y mente. Nadie, excepto Tsukishima Kei, quién sólo pensó en observarlo en los siguientes días.

✧ ✧ ✧

Habían pasado, tal vez, tres o cuatro meses; Hinata había estado triste por al menos dos meses.

Tristeza que fue sustituida por felicidad cuándo comenzó a pasar tiempo con el capitán de Aoba Johsai, Oikawa Tōru.

Hoy era un día especial para el pelinaranja de Karasuno; tenían un partido para las nacionales, con el "pequeño gigante" de cabellos blancos y ojos con abundantes pestañas del mismo color.

Aquel partido era un tanto reñido, iban por el tercer set cuándo todo cayó en picada.

Para el equipo de Karasuno, para Hinata Shōyō, y también para Oikawa, el fiel ❝amigo❞ del pequeño jugador.

Tal vez si Hinata, Karasuno, o el mismo Oikawa pudieran cambiar las cosas indudablemente lo harían; Kamomedai y su "pequeño gigante" habían ganado el tercer y último set debido a que aquel sol deslumbrante se había apagado.

Apagado y con 39.1° de temperatura.

Karasuno era como una planta que está en algún balcón de la ciudad, y su bloqueador central–Hinata–era como el deslumbrante sol que los ayuda a llevar a cabo la fotosíntesis. Esa era la importancia que mantenía aquel chico de primer año.

Con sus cabezas gachas, escuchando los fuertes sollozos del pelianaranjado mientras este repetía incansablemente lo siento todos pensaban en aquella derrota, pero no por ellos mismos; estaban pensando en su lindo sol viviente, imaginándose el dolor que debía estar pasando y sintiendo la culpa de la inevitable desgracia para el equipo.

Oikawa estaba preocupado, para que mentir; estaba demasiado preocupado por su ser amado. Cuándo vió que Hinata había sido sentado en la banca y escuchó sus sollozos entre el silencio sepulcral que se había hecho ante la revelación del estado del jugador, salió prácticamente corriendo hacia los vestidores de Karasuno, para sentarse a un lado de la puerta a esperar a que termine el partido.

Levantó la vista cuando escuchó pasos acercándose, pero se encontró con, tal vez, la peor imagen que tendría en su memoria.

La cara de Hinata Shōyō estaba inundada de lágrimas que en silencio se deslizaban por sus mejillas, tenía su respiración entrecortada y sus ojos rojos.

La mayoría de Karasuno ignoró a el mayor, sabiendo de la estrecha amistad (o amor, según Sugawara) que mantenían ese par.

—Chibi-chan—La voz de Tōru se escuchó fuerte y clara, mostrando la seriedad y preocupación que sentía; quién sin dudarlo estrechó entre sus brazos a su pequeño ser preciado.

—Es mi culpa.—Sollozó en los brazos de su amor–según él–no correspondido.

—Shōyō, observa mi cara atentamente mientras digo las siguientes palabras.—El mayor se separo un poco para poder levantar la barbilla de Hinata.—No fue tu culpa, ni yo, ni tu equipo, ni nadie en aquellas gradas te culpa de algo tan normal como lo es enfermarse. Sé que te duele no llegar a más, y que piensas que si tu hubieras estado ahí tal vez el resultado cambiaría, pero no cariño, no puedes volver el tiempo atrás y menos poner en riesgo tu propio bienestar.

El de cabellos anaranjados escondió su rostro sonrojado y lleno de lágrimas en el pecho de su acompañante, quién envolvió sus brazos al rededor de sus hombros.

—¿Por qué eres tan bueno conmigo, Tōru-kun?—Habló, con su voz algo distorsionada por su apoyo en el pecho del otro varón.—¿Por qué conmigo, que te gané aquel importante partido que tanto deseabas ganar?

Oikawa suspiró ante aquel recuerdo que rápidamente fue empujado fuera de su mente, un leve sonrojo cubrió su cara por el cambio radical de sus pensamientos.

—Porque me gustas, chibi‐chan, y un partido no puede interferir en mi corazón como tu lo hiciste.

Hinata abrazó mas fuerte a su amor–ahora correspondido–mientras susurraba un leve también me gustas.

Con una sonrisa, el capitan levantó la barbilla del bloqueador. Un suave beso se posó en los labios del menor, quién un tanto tímido respondió gustoso aquel amoroso toque.

Al separarse, sonrió con sus mejillas sonrojadas.—A mi también me gustas, gran rey.

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¡Hola!, ¿como están?. Espero que hayan tenido un muy pero muy lindo comienzo de año, dónde espero que hayan comido mucho mucho; total tienen todo un año para bajar esos kilitos de más que capaz subieron.♡

Para comenzar este 2O21, les dejo este one-shot que se me ocurrió en la cena de Año Nuevo, espero que sea de su agrado una pequeña muestra de nuestros queridos Oikawa y Hinata; que por cierto, hoy fueron muy sentimentales y soft, ¿cierto?.

¡Que tengan un muy bonito día/noche, lean mucho!

¡Y no olviden votar, comentar y seguirme para estar pendientes de mis futuros one-shots!

A.

𝗧𝗢 𝗟𝗢𝗦𝗘 | OiHina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora