Capítulo 8

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Jennie había llegado temprano a la estación del tren ese día por lo que estaba sentada esperando a que su tren partiera.

Hoy era lunes otra vez, Don Alejandro ya estaba en su lugar de costumbre leyendo su periódico y poco a poco en el vagón empezaba a ver las caras conocidas como la de la señora con su niño de no más de cuatro años que siempre llevaba su uniforme de la escuela, o el señor robusto que parecía ser rudo pero siempre llevaba una dona para la señora y su hijo, o aquel joven que iba en su instituto pero con el que nunca había cruzado palabras.

Entonces alguien subió al vagón, giró su mirada con una sonrisa hacia la entrada viendo a la rubia de sus sueños llegar con un ceño fruncido, parecía molesta.

Se dirigió directo a su asiento frente a Jennie y posó la mirada en sus pies. Jennie la veía curiosa tratando de adivinar lo que la molestaba.

Miró en dirección al señor del periódico que también estaba sorprendido al ver el mal humor de la rubia, este la miraba con una mirada interrogativa y la castaña solo se encogió de hombros.

En un arranque de coraje, se levantó de su asiento y se sentó a lado de Lisa.

Vió la sonrisa orgullosa de Don Alejandro y eso solo la impulso más a lograr su cometido.

Sintió como la rubia se tensaba al sentir su presencia cerca pero en ese momento no le pudo importar menos, tenía que aprovechar antes de que su valentía se acabara.

Estuvo a punto de hablar cuando la rubia levantó la mirada logrando intimidarla y hacer que tartamudeara.

- L-lisa...

¡Dios! Que pena ha de pensar "que chica más tonta", ¡me quiero morir!

Preparándose para la humillada pública que va a recibir cerró los ojos con fuerza.

Escuchó una leve risa proveniente de su amante del tren, pero no era una risa burlona como la que ella esperaba, era una risa cargada de ternura.

- Jennie...

¡Wow! Sabe mi nombre...

- Sabes mi nombre - dijo sus pensamientos en un susurro.

- Y tú el mío - la sonrisa no abandonaba el rostro de más alta.

Una confundida Jennie se encontraba sin poder creer lo que estaba pasando.

¡Mi crush sabe mi nombre! Ahora solo falta enamorarla.

El pánico de arruinar su oportunidad la consumió.

- Te veo de Lunes a viernes todas las mañanas por alrededor de media hora, más o menos, y aparte cuando te devolví tu celular la pantalla se encendió y en letras pequeñas decía "Jennie" así que lo deduje.

No escuchó ni la mitad de lo que le dijo, estaba demasiado ocupada asimilando que su crush al que le escribía patéticas cartas ahora le estaba hablando de persona y sabía su nombre. Esto era demasiado para su frágil y solo corazón.

El señor del periódico las miraba desde su asiento, él reconocía el amor cuando lo veía y esas dos jovencitas llevaban viéndose con ojitos de corazón desde que se conocieron, solo necesitaban que una diera el primer paso, siempre pensó que Lisa sería la valiente en darlo primero pero claramente se había equivocado, después de todo había subestimado a Jennie.

Ambas siguieron hablando durante todo el trayecto, bueno, Lisa hablaba y Jennie trataba de creerselo y se pellizcaba cada tanto.

Cómo siempre el tiempo se le había ido volando y ya era hora de separarse.

- Te veo mañana, Nini - la nombraba se sonrojo ante el apodo que le había puesto la rubia.

Se sentían tan en confianza como si se hubieran conocido desde siempre que no le importó.

- ¿Esperabas a verme al día siguiente cada vez que bajabas del tren? - preguntó la castaña gracias a su curiosidad.

- Ni siquiera te conocía y ya te echaba de menos - sonrió - Cada mañana rechazó el tren directo a dónde voy y elijo este tren solo para verte. Espero no verme como una acosadora.

Si supieras que yo hasta cartas celandote te escribía.

- No, claro que no, yo también esperaba cada mañana por verte - dijo en cambio, no pensaba decir sobre las cartas, al menos no ahorita.

Se volvieron a despedir y cada una se dirigió a su instituto anhelando que el día acabará y empezara uno nuevo para poder volver a verse.

The Train Lovers - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora