Nictofilia I

🌷Capítulo 2🌷

¿Le temes a la oscuridad?

"Tus ojos no son los mios ni tu corazón va conectado con mi pecho pero lo que es cierto es que las similitudes de nuestro agujero negro, es lo peor que le ha pasado a nuestros recuerdos"
Mariam Moncada.

Erick Blanco

El sudor espeso baja por mi frente mientras corro por todo el patio de la mansión (entrenamiento mañanero) Todos los días hago una rutina de trotar, correr, abdominales, flexiones, sentadillas. Ligero entrenamiento ya que los de mi jefe son tan exigentes que muchos de los agentes han quedado incapaces de seguir con el cuartel por el estado físico tan mediocre que provoca el agotamiento máximo.

Me dejo una toalla sobre el cuello caminando a la cocina para tomar una botella de plástico con agua y beber todo el liquido de un tirón dejando que suene en mi garganta hasta que no quede ni una gota.

—Hoy llegara tu prima, Erick— Ni me inmuto a ver a Oriana, así que me siento a revisar el celular ignorando su presencia —¿Erick, puedes siquiera dejar el maldito teléfono a un lado y prestarme atención?— Arrastro la mirada para verla allí, mirándome con desaprobación con los brazos cruzados sobre su pecho y una ceja elevada. El cabello negro azabache le llega a las caderas que moldean el cuerpo de una de las actrices más famosas del país.

«Patética» pienso mirándola de arriba abajo con molestia.

—¿Que quieres, Oriana?— Las palabras salen secas y cortantes de mis labios.

—Espero que te lleves bien con Mariam y la hagas sentir como en su casa. Ya ha pasado por mucho esa pobre niña como para que tu la hagas sentir mal con tus imprudencias y groserías— Al escucharla decir aquel sermón se creo una sonrisa en mis labios. Una que notablemente trama algo perverso.

—Oh, querida Oriana ¿Tan malo me crees?— Fingí indignación y ella pellizco el puente de su nariz resoplando de manera pesada.

—¡Es tu prima, coño!— Exclama —Deja tus actitudes infantiles y comportate un poco.

—En realidad no es mi prima. Oriana. Solo es una desconocida que vendrá hasta acá como imán a la Calavera roja— Me levante posicionándome en frente de ella —Despreocupate ya que la necesito para mi caso. Eso si. Una vez que lo culmine no aseguro que su estadía en la mansión Blanco sea grata y cómoda.

—No voy a volver a explicarte lo obvio y ponte algo decente, no la recibirás enseñando todo— Me señalo de arriba abajo con regaño.

—¿Tienes miedo de que se enamore de su primo postizo?— Ella rodo los ojos y salió de la cocina y no pude evitar reír con burla un al hacerla molestar.

«¿Porque carajos me tengo que cambiar por esa niñita?»

...

Salgo ya bañado con una camiseta gris, unos vaqueros negros y unos zapatos deportivos; mi cabello cae húmedo de manera desordenada y voy bajando las escaleras encontrándome con Oriana saludando a la que imagino que es mi "Prima"

Me encamino mirándola, observando cada parte de ella analítico a la vez que saluda a mis padres; Lleva una braga Bluying con converse y dos clinejas de cada lado de su cabeza, es tan baja de estatura que empiezo a creer que es un duende, cálculo 1,40, sus mejillas y labios rosados le dan un aura a inocencia al igual que sus ojos celestes.

«Primita te ves bastante frágil. Así que no sera problema deshacerse de ti cuando me lleves a lo que realmente quiero»

Sus ojos se posicionaron en mi después de saludar a mis padres, me miraba con una expresión fría y vacía, esa mirada extraña no encajaba con su aspecto. Había algo, algo extraño en ella. Frunci el ceño detallandola, no iba permitir que la pulga rosada me intimidara eso dejaría por el piso mi orgullo varonil.