Carne fresca

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El clima había oscurecido de repente. Las nubes nublaron el cielo con su negrura y tristeza, un viento gélido golpeaba mi cara mientras observaba el pasar de los árboles. El camino se había puesto cerrado, ya no estábamos en la autopista ahora nos habíamos metido por un estrecho camino de tierra.

Tenía informado que la academia era bastante alejada de la sociedad debido a que nadie sabía de la existencia de los seres sobrenaturales, solo los antiguas cazadores que pasaban las leyendas y mitos por generaciones. Cazando y matando a todo aquel ser sobre natural que se atreviera a interrumpir contra la vida humana.

No era nuestra primera orden que cumplíamos por parte de la Clave, aunque si la primera por parte de La Orden. La Clave era el lugar donde nos entrenaban a todos nosotros, la mayoría de veces esa casi todos niños huérfanos que dejaban en alguna iglesia y La Clave los adoptaba, nos daban comida, un lugar donde dormir y casi un lugar llamar hogar. Por otro lado, La Orden era un rango más alto que La Clave, ella gobernaba todo. Se decía que al mando estaban siete sabios ancianos, se decía que eran de las supuestas familias fundadoras de La Clave, las primeras personas en descubrir la vida de los seres sobrenaturales.

Cuando La Clave me encontró delante de las puertas de la iglesia San Jorge, me estaba muriendo, cuando Brennan me encontró. Él era el director de La Orden, conocido por su carácter frio y serio, decían que no tenía corazón para nada, si debía matar a alguien lo hacía y listo.

Pero por alguna razón ese día que me vio, desnutrida y bajo la lluvia por la ropa quemada al igual que el cuerpo, me salvo. Me dio su abrigo y me llevo en su auto hasta La Clave, pase meses en cama esperando a que mis heridas sanaran. No solo las superficiales, también las internas y mentales.

Esa noche cuando Bernnan me encontró, había presenciado en carne propia el acontecimiento que marco mi vida.

Supe después que Bernnan esa noche en la iglesia en esa buscando niños que adoptar para llevar a La Clave, me conto que ninguno le había demostrado la fuerza necesaria como para ser un cazador. Hasta que me encontró.

Poco tiempo después sufrí un paro cardiaco que casi me mata a tan corta, recuerdo escuchar como Bernnan les decía que me salvaran a toda costa, que me necesitaba viva. Por un momento pensé que el realmente me quería, pero no tuve suficiente tiempo antes de que mi corazón dejara de latir completamente. Me había muerto. Supuse que ese era mi destino, no lo negué.

Poco después me desperté desorientada y aterrorizada, se suponía que había muerto, ¿Entonces por qué estaba en mi habitación de hospital? ¿Acaso era un fantasma? Pero me calme al ver a Bernnan a un lado de la cama, mirándome con una ligera sonrisa en su rostro.

"-¿Qué ocurrió?- Pregunte cargada de miedo, el pecho me dolía a horrores y me costaba respirar.

"-Estas bien. Lo importante es que sobreviviste, Hazel"

Luego de unos meses más, mientras tomaba una ducha por primera vez sola, la vi.

Vi la cicatriz del lado izquierdo de mi pecho.

Justo encima de mi corazón.

Me había enojado con Bernnan por alguna razón, me molestaba el hecho de tener un corazón que no era mío, pero estaba enojada con él por no dejarme morir.

"-Te salve la vida Hazel, deberías agradecerme. El corazón que tienes te salvo la vida, ahora eres una cazadora especial. Por qué has luchado contra la muestre."

-Hazel ya llegamos- la voz de Grace me trajo de vuelta a la realidad.

Observé por la ventanilla la entrada del instituto privado, arrugué mi rostro de solo imaginar el hecho de entrar a un lugar rodeada de abominaciones. Mire a Grace unos segundos antes de abrir uno de los bolsos que tenía entre mis pies, de el saque un pequeño estuche. Al abrirlo saque uno de los frasquitos llenos de un líquido carmesín. Se lo tendí y tomé uno.

Entre Garrras Y Colmillos [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora