GLASS | minsung

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La calefacción encendida del lugar les había enrojecido las mejillas, además el chocolate caliente sobre la mesa y las pantuflas abrigadas completaban el equipamiento que los dos jóvenes se daban el lujo de disfrutar, el clima frío golpeaba las ventanas de cristal congelando el vidrio, haciéndolo lucir a punto de colapsar y romperse, lo cual le traía horribles recuerdos a Jisung, más específicamente de aquel vaso de agua que terminó por coronar el acto de violencia en contra de su tan preciada cámara. Suspiró recostándose hacia atrás y apoyando la espalda en el respaldo del sofá de dos cuerpos que compartía con su amigo, a esa altura estaba seguro de haber adoptado un tipo de fobia por el cristal, cada vez que veía uno sentía su estómago revolverse. Patético, se decía, ahora además de ser un estudiante que dejaba mucho que desear, era un niñito inmaduro que le tenía miedo a las cosas inanimadas. Genial.

-Entonces, ¿Ya tienes un tutor? -preguntó bebiendo un poco de su taza.

-Eso creo, sólo hemos tenido una sesión y fue algo apresurada, pero entendí lo que quiso explicar y no me pareció charlatán -dijo con semblante apesadumbrado- o al menos no con sus conocimientos, pero quiero buscar a alguien de la escuela de todos modos, no me fio de este tipo a decir verdad.

Changbin se incorporó mirándole.

-Tienes dinero Jisung -comenzó- haces bien al no confiar en él de inmediato, hace apenas una semana supe que a Hwang Hyunjin lo siguieron hasta la puerta de su auto para chantajearlo -abrió los ojos y bajó el volumen de su voz- hay delincuentes que esperan afuera de la escuela solamente porque saben que los estudiantes que asisten son hijos de gente importante.

-¿Insinúas que Minho es un ladrón?

El pelinegro se encogió de hombros.

-No lo sé amigo, pero es una de las miles de posibilidades.

Las reuniones de estudio que habían acordado tomarían lugar de lunes a viernes de cinco a seis, en la cafetería de siempre y a vista de cualquiera que pasase por ese lugar, ya que luego del razonamiento de Changbin, una luz de alarma se había encendido en el cerebro del castaño advirtiéndole que no era una idea acertada quedar con el mayor en un sitio privado donde sería incluso más factible que le quitara sus pertenencias o que le sobornara si es que ese era su objetivo, pero no le gustaba ser tan prejuicioso, era un fastidio tener que vivir con miedo y mirando por encima a las personas, pero la reputación de su padre y de su familia era lo suficientemente sobresaliente como para mantener la distancia con los desconocidos.

El lunes por la mañana Jisung se mantuvo bastante tranquilo, y no fue hasta el último toque del timbre de la escuela que sus tripas se retorcieron de nerviosismo, en menos de dos horas tendría su primera reunión de estudio real con un hombre que no conocía de nada, y los diferentes escenarios se presentaban en su mente como disco rayado, cabe mencionar que ninguno de dichos escenarios era favorable para él, al contrario, todos involucraban desgracias y era inevitable seguir imaginándolos incluso cuando ya se encontraba sentado en la mesa esperando.

-¿Qué tienes? -interrogó alzando una ceja al mismo tiempo que tiraba su bolso sobre la mesa y se dejaba caer en la silla- estás pálido.

-Minho -pronunció despacio, el sudor frío le caía por la espalda en pequeñas gotas y no recordaba haber estado tan histérico jamás. Puto Changbin por asustarlo así, no se merecía el título de amigo- estoy bien.

El mayor esbozó una sonrisa incrédula, el castaño seguía sin demostrar ni pizca de respeto o de interés en su persona, y más allá de causarle enojo, despertaba gran curiosidad en su interior.

-¿Qué tal estás? -se subió las mangas dejando a la vista sus pálidos y tersos antebrazos- ¿Cómo te fue en la escuela?

Jisung suspiró intentando calmarse y tratando omitir con todas sus fuerzas las ideas erróneas que se le repetían en el cerebro cada dos por tres.