Introducción.

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Daniel's POV.

Oh no, no debiste hacerlo.

El chico corre y me levanto inmediatamente dispuesto a seguirlo, pero unos tres aplausos me detuvieron.

Me volteo y veo una silueta femenina reflejada en el espejo que esta a un costado de la habitación, en el suelo recostado por la pared.

Yo observo confundido aquella silueta, que lentamente se acerca más y más, al no poder ver nada salvo que me guíe por el espejo, retrocedo un paso.

— ¿Quien eres?

Ella ríe, una risa que no demuestra nada más que malicia. — Vamos, tontito, ¿No me reconoces? —Se acerca un paso más y la tenue luz de aquél callejón me deja ver media parte de su rostro, esos labios... ¿Sue?

— ¿Eres... Sue?

Ella sonríe afirmando que se trataba de ella, la sonrisa era casi idéntica. — Adivinaste. —se cruza de brazos sonriendo con la boca cerrada— Pensándolo bien, tu no deberías de estar aquí, Mϋller.

La miro con el ceño fruncido, claramente confundido. — ¿No debería?

Ríe una vez más, esa no es su risa, la risa de Sue era suave. En cambio aquella era más áspera, como si esto realmente no tuviera nada de gracia, pero ríe, con burla. — Con el tiempo, Daniel, con el tiempo. —dicho esto, la mujer chasquea los dedos y mi visión se vuelve borrosa, al igual que las posibilidades de que eso fuera real. Esto no es nada normal.

Lo último que logré ver fue lo que ella llevaba puesto, un vestido largo de color negro que dejaba al descubierto una de sus piernas y esos labios carmesí.

Abro mis ojos gracias a la claridad de los rayos del sol chocar contra mis pupilas. Me siento lentamente y tallo mis ojos. Otro raro sueño, quizás todo el tema de la pandilla me estaba afectando un poco.

Me levanto de la cama, y arrastro mis pies hasta el baño, en donde un pequeño frasco con un liquido rojo dentro estaba tirado. Me agacho para agarrarlo y siento un terrible dolor en la espalda, como si fuera que me estuvieran cosiendo una herida.

— ¿Que demo...? —me volteo rápidamente frente al espejo, y me encuentro con un ¿Tatuaje?

¿Por que carajos tengo un tatuaje en la espalda?

Y no es que me sorprenda tanto ese hecho, por que tengo muchos tatuajes a lo largo de mi cuerpo, el problema era el diseño.

El tatuaje constaba con una espada con un circulo de guardamano que sostenía una especie de ala, de un lado uno que probablemente sería el ala de un ángel y del lado contrario una que sería de un demonio —según reconozco gracias a la información de los infinitos videojuegos que tengo basados en ese tipo de cosas, los cuales no se mucho, y no me importa—.

¿Cuando me lo hice?

Agh.

(...)

Bien... ¿Cómo explico de una forma mínimamente creíble? No pensé que el trabajo de narrador omnisciente sería tan difícil.

¿Por donde empiezo?

Por el comienzo, supongo.

Los padres de Daniel; Joseph y Anne, no pudieron ir a un colegio privado y tener las calificaciones excelentes como hubieron deseado, ya que no tenían el dinero suficiente como para comprar todos los útiles escolares y libros necesarios y gracias a eso, Daniel se agobiaba a si mismo día a día para obtener una de las mejores calificaciones del Instituto —el cual era privado y muy costoso—. Puesto que sus padres seguían sin contentarse, hacían trabajar a su único hijo día y noche limpiando la casa y tratándolo como un sirviente, por así decirlo. Por ende, si hacia algo microscópicamente mal el recibía su castigo. Fué maltratado física y psicológicamente por aproximádamente 16 años, por un padre alcohólico.

Se preguntarán, ¿Por que el padre es alcohólico si su familia está bien económica y socialmente? Y si no se lo han preguntado, pregúnteselo.

Pero no se apuren, Joseph quiere a Daniel a su manera, con el transcurso de la historia, ustedes mismos podrán responder a esa pregunta.

Daniel; harto de todo, una noche de luna menguante se escabullo por la ventana de su habitación para emprender un camino hacia las afueras de Detroit, en donde una pandilla —mejor conocida como Red Deuce— conservaba un puesto vacante, el cual Daniel quería ocupar a toda costa.

A la mañana siguiente se comunicó con sus padres revelándose contra ellos, y aceptaron a regañadientes aquella propuesta de su abuela pidiendo que deje a Daniel en manos de ella, compremetiendose a cuidarlo, educarlo y alimentarlo.

Daniel Mϋller lo había conseguido.

Logró entrar a aquella pandilla. Pasó por pruebas bastante duras las cuales le ofrecieron otras maneras de mirar al mundo. Y si, se quedó a formar una nueva vida junto con la señora Mϋller, Madre de Joseph y abuela de Daniel, en una cabaña situada a 2 calles de el punto de encuentro de Red Deuce.

Daniel Mϋller, dispuesto a hacerle frente a su pasado, vuelve a el centro de Detroit, para castigar a aquellos que alguna vez lo molestaron y a poder convivir con su familia una vez más la cual tenía una nueva integrante, Samantha, una pequeña de 1 año de edad, hermana de Daniel.

Pero no hay una novela completa si no hay una chica, ¿No?

Pues Holly Evans no se queda atrás, forma parte de esta historia horrorosamente atractiva.

(...)

Dejo el tatuaje de lado y me dispongo a bañarme para ir al instituto, no tengo ni la menor idea de que hora es ya que tengo que estar listo para la primera hora, pero no es que me importe tanto.

Me tomaré mi tiempo.

De pronto mi móvil vibra encima de la tapa celeste del inodoro situada a el otro extremo del baño, yo lo agarro cuidadosamente y la pantalla indica que había recibido un nuevo mensaje de un numero desconocido, yo extrañado lo abrí y si antes había estado extrañado, ahora lo estaba aún más.

Remitente: +595973179438.

Destinatario: Daniel Mϋller.

¿Quién eres? O mejor dicho, ¿Qué eres?

Aquí vamos.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2015 ⏰

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