✩࿐Una serendipia en el espacio exterior

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— Ya estamos en la órbita de la tierra— anunció Taehyung, desde la cabina de mando, a su lado, y bastante apretado porque no había espacio de sobra entre los mandos y demás artefactos raros.

Durante las últimas horas habían hecho el plan de vuelo para acercarse, entrar a la órbita y luego a la atmósfera, y una vez a unos cuantos kilómetros de altura, viajarían hasta donde Jungkook había indicado el aterrizaje: la Agencia Espacial de Corea del sur.

A pesar de que Jungkook estaba seguro de que Taehyung podía de alguna manera teletransportarlo hasta la tierra, estando lo suficientemente cerca, esa linda estrella quería conocer la tierra y Jungkook quería mostrarle su mundo.

Habían iniciado el descenso oficial hacia su hogar, hacia su Tierra de nuevo, y Jungkook estaba más que feliz.

— Aliañaré el rumbo hacia la tierra... Calculando la rotación, la fuerza de gravedad... — Taehyung apretaba algunos botones, que el humano no entendía para nada, pero veía fascinado, cada detalle, incluso el cómo la linda lengua rosada de Taehyung asomaba fuera de sus labios al concentrarse— ¡Y listo! Estamos en marcha y en modo automático— sonrió mostrando sus encías, y se volteó hacia Jungkook—. ¿Me darás un tour por la tierra cuando lleguemos?

Jungkook pudo mirarlo con una sonrisa, concentrado en las estrellas en sus lindos ojitos, que brillaban y bailaban con emoción y en el rubor que creció en sus mejillas por la vista fija en él.

— Taehyung, hay algo que los humanos damos cuando estamos muy agradecidos y muy felices, ¿Podría dártelo?

Taehyung ladeó su cabeza sin entender, y Jungkook aprovechó para tomar su mejilla, acortar la distancia y besarlo, un pequeño sonido de sorpresa de parte de la estrella quedó atrapado en el beso, haciendo al humano sonreír.

Movió sus belfos sobre los de Taehyung con suavidad, invitándolo a hacer lo mismo, fue delicado porque no quería asustarlo tampoco, no sabía cómo iba a reaccionar y dentro suyo tenía una idea tonta de que quizás aquello para su raza significaba otra cosa, como una declaración de guerra o quizás una ofensa a su madre, esperaba que no fuera tan malo.

Sonrieron y se correspondieron en un lento baile de leves mohines y pequeños chasquidos.

Y entre ese beso fue cuando Jungkook sonrió una pequeña chispa que no había sentido nunca antes en su vida, ese sentimiento cómodo y extrañamente familiar que sentía con aquel ser desconocido tomó un sentido que lo hizo agradecer: entre todos los planetas de todo el universo, había encontrado eso que podía llamar su otra mitad.

Sé separó y al ver que las estrellas en los ojitos de Taehyung se habían multiplicado rió, ambos estaban muy ruborizados y terminaron sonriendo encantados.

Bitter Star ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora