Parte Única

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Nota: Steve Pre-Serum

Steve se negó rotundamente a esa imposición, consideraba que sus padres estaban exagerando. Todo porque su novio no les era de confianza. ¿La razón? Porque era un par de años mayor. Por su fama, Brock Rumlow no era la mejor opción para él. Al menos a perspectiva de Sarah y Joseph Rogers.

Después de varias peleas y berrinches, le obligaron a aceptar un guardaespaldas, o como él le llamaba... Un niñero. El "niñero" en cuestión era un hombre que su padre había conocido ayudando a veteranos de guerra como él.

Pensó que tendría a un anciano cascarrabias de 50 años entrometido en su vida, jodiendo cada que pudiera, mandoneandolo y prohibiéndole todo... Que bueno, no es que él hiciera muchas cosas divertidas, era un ñoño. Pero en cuanto lo vio supo que se había equivocado por completo.

James Buchanan Barnes, era todo menos un anciano entrometido, era un hombre de quizás 27 años, algo serio, un poco sombrío y distante. Comenzó a ser divertido cuando logró sacarle una sonrisa con sus pláticas incesantes sobre dibujo y pintura; y su adorable torpeza.

El objetivo de los Rogers era que el joven Barnes alejara a Steve de Rumlow. Para suerte de los adultos, el castaño lo había logrado... Aunque no de la manera que ellos esperaban.

El matrimonio Rogers salía tranquilamente a cenar, no solo porque sabían que su hijo era un buen muchacho, sino porque ahora tenían a "Bucky", como ellos lo llamaban, evitando que el tal Rumlow se acercara al pequeño rubio. Ya no tenían que preocuparse por nada... ¿O sí?

Steve pasaba la noche estudiando, o viendo películas con los amigos de sus clubs de dibujo... O eso es lo que creían sus padres.

Y si, Steve siempre ponía una película, pero era James la persona que le acompañaba, ambos fingían verla por los siguientes quince minutos, pero un par de caricias y coqueteos sutiles después, las piernas del menor se enredaban en los hombros de su guardaespaldas.

Si la película en cuestión era de terror, sus gemidos y jadeos sonaban mas fuerte y por encima de los gritos de horror de los protagonistas en la pantalla. El nombre del castaño salía de los suaves y rosados labios del rubio en gemidos necesitados, lo que lograba eclipsar cualquier otro sonido en la habitación.

Sus manos a veces eran atadas con la corbata que conformaba su uniforme escolar, en la blanca piel de sus caderas quedaban marcados los dedos de Barnes, y sus pezones llegaban a arder por la fuerza en la que el otro los succionaba y mordisqueaba. Era evidente que con aquello, pensar en cualquier otra cosa era imposible para el pequeño rubio.

Su redondo trasero se estrellaba con fuerza contra las caderas de James, el sonido que sus pieles hacían le era bochornoso, le recordaba a esas películas pornográficas que Sam le mostró cuando era mas joven. Pero ahora él era el protagonista, él era quien sollozaba por el grande y caliente miembro que se hundía profundamente en él. Ahora él era quien respondía a los besos apasionados y húmedos, era el que suplicaba por más fuerza aunque su cuerpo estuviera por estallar de placer.

Cuando sus manos estaban libres, marcaba los antebrazos y la espalda del castaño con sus uñas, mientras se aferraba al cuerpo trabajado de su amante como si de un salvavidas se tratase, deshaciéndose en espasmos de placer cuando las manos del mayor tocaban su cuerpo tan apasionadamente que se sentía desfallecer.

Steve dejó de meterse mano con Brock a las afueras de su instituto, de besarse húmedamente en sus ratos libres a escondidas de los profesores, para alegría de sus padres todo eso había terminado... Al menos hasta que se enterasen de sus encuentros sexuales con quien era su guardaespaldas. Cambió sus encuentros con Rumlow para terminar con las piernas temblando y el semen de un hombre 10 años mayor que él , deslizándose por su palpitante entrada. Su cuerpo era todo un poema de mordidas y chupetones, de dedos marcados que luego eran besados con cariño y dulzura.

-¿Mis padres estarán fuera toda la noche?- Preguntó inocentemente el rubio.

-Toda la noche- Le confirmó el castaño mientras mordía su sonrojada oreja con diversión.

-Entonces debes cuidarme...- Susurró el menor y se colocó encima del miembro del contrario.

-Es justamente lo que me dispongo a hacer.- dijo mientras tomaba las caderas del menor para comenzar con un vaivén lento y placentero.

Ambos sabían que en cuanto los padres del rubio se enteraran de su relación y sus encuentros habría serios problemas...

Pero, ¿Qué es la vida sin las cosas que hacen que valga la pena vivirla?

The Bodyguard.  Stucky AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora