La vida para Felicity y Laurel ha sido dura y con tonos de oscuridad pero una nueva relevación se hará presente, cambiando el rumbo de sus vidas.
-¿Le temes a la oscuridad?-. Preguntó Laurel frunciendo el ceño.
-Antes le temia-. Dijo Felicity dejand...
Volví a mi casa, no podía dormir así que encendí mi computadora y comencé adelantar un poco mis casos, necesitaba encontrar a Richard Lord rápidamente y mantener a Miguel Lord en la cárcel, todo lo que Felicity había averiguado era importante, estuve así un tiempo hasta que mi celular sonó, mostrando un mensaje de Oliver que decía que descansará, a si que simplemente lo ignoré y volví a mi computadora.
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A mis pensamientos vino Felicity, necesitaba hablar con ella, se que le he dado el trato silencioso en estos días pero creía que era lo mejor, había una parte de mi que me decía que no era lo correcto hacer eso pero mi otra parte había resultado herida, entendía todos sus puntos pero creo que había confianza entre ambas, no es como si le dijera alguien, ella no le he dicho a nadie de nuestras identidades, además que un miedo había recorrido por todo mi cuerpo, por qué si ella no nos lo decía y hubieran venido otros vampiros antes que estos, ¿Qué tal si resultaba herida o muerta? ¿Qué tal si su familia no hubiera llegado a tiempo y yo... Yo la perdía?.
No podía soportar la idea de perderla, he perdido cosas en mi vida y ella es la única que me mantiene en paz, tranquila, se que dice que a hecho cosas horribles, se algunas pero no todos se convierten en vampiros y controlan su sed de sangre, saber todo eso no cambia mis pensamientos sobre ella, la quería, incluso podía decir que la amaba, así que necesita hablar con ella, más temprano que tarde.
No se cuánto tiempo paso hasta que me levanté de mi silla para ir a tomar un poco de café, entre a la cocina y comencé a preparar todo hasta que solté un brincó al escuchar una voz detrás de mi.
-¿Por qué tienes llaves en la maceta? Esa no una forma segura-. Dijo Felicity y giré a verla, caminando hacía a mi.
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-Felicity, dios... Casi me das un infarto-. Dije arrugando la nariz y llevando una mano a mi pecho.
-Lo siento, esa no era mi intención-. Dijo Felicity haciendo una mueca.
-Bien, si... ¿Qué haces aquí a las... Cuatro de la mañana?-. Dije arrugando la frente al ver la hora en mi reloj.
-Oh si, quería hablar contigo acerca de Miguel, he colocado un pequeño chip de rastreo en el guardia que me llevo a conocerlo está tarde-. Dijo Felicity dándome una sonrisa inocente, ahora que podía verla directamente a los ojos, podía ver qué no tenía sus pupilentes, sus ojos aún seguían negros.
