uno.

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Emily caminaba por las calles de la cuidad, buscaba rebajas en tiendas. No compraba mucho, pero le encantaba pasear por esas calles cuando ya había anochecido; con la luz de las farolas iluminando el frío ambiente inverna. Paseaba ajena a todo, ajena a él, que la observaba desde su furgoneta aparcada muy cerca.

Le producía gran placer mirarla quedándose absorto en sus pensamientos, era la mujer que le complementaba, su media naranja, era perfecta. Pero debía hacerlo pronto, de lo contrario se volvería loco, necesitaba tenerla a su lado, poder sentir su cuerpo, el aroma de su pelo, el tacto de su piel... si no tendría que volver a salir con otra y no funcionaría porque aquellas chicas no podían compararse a ella.

Estaba sola, todos sus amigos se habían ido de campamento al Monte Sky y esta semana trabajaba de noche, por lo que saldría a un horario donde ya el sol estuviera escondido. Lo haría el sábado. Eso le daría margen de 2 días hasta que la buscaran.
La furgoneta la esperaba no lejos de allí, debía ser ahora y se fue acercando hasta parar junto a ella.

"Perdona, ¿podrías decirme por donde puedo llegar a la calle Ancora?" No podía estar tan cerca de ella sin sentir que su cuerpo se tensaba.
"Si, mira esta calle hasta el final, después a la..."
Sus labios se movían pero él no escuchaba sus palabras, tan solo sentía su presencia...
"Perdone, ¿ha entendido?" Pregunto Emily sacándole de sus pensamientos.
"Si, si, claro, disculpe, muchas gracias. ¿Quiere que la acerque a su casa? Me va de camino."
"Pero no le he dicho donde vivo" se extrañó.
"Lo se, perdona quería decir que si quieres puedo acercarte a tu casa, aunque no sepa dónde vives claro" ¡Tonto, tonto, tonto!
"No gracias, prefiero caminar -" y siguió su camino, pensando que el tipo era un poco rarito.
¡Dios! Casi cometo un fallo. Es que, me nubla estar cerca de ella... pero no se repetirá, pensó Niall.

Ya en casa colocó la compra, se puso cómoda, encendió la tele y cuando se disponía a tumbarse en el sofá, llamaron a la puerta:
"No me lo puedo creer, ¿y ahora qué? -" se decía mientras abría la puerta, pero lo único que vio fueron unas manos con un pañuelo que olía a alcohol y todo se volvió negro.
"Lo siento, preciosa, pero no puedo arriesgarme a que alguien te oiga gritar" le decía Niall mientras la llevaba dentro de la casa, le ponía el abrigo y se la echaba al hombro para bajarla hasta el garaje y meterla en su furgoneta. Nadie los vio.

Despertó un poco mareada, sentía nauseas, estaba cansada y los ojos se negaban abrirse... cuando lo consiguió y enfoco la habitación en la que se encontraba, se sobresaltó.
"Tranquila, no te asustes, no voy a hacerte daño" dijo una voz masculina.
"Dónde estoy? ¿Qué me pasó?" Preguntó aturdida, levantándose rápidamente de la cama y sintiendo un fuerte mareo.
"Vamos, acuéstate aún no se te han pasado del todo los efectos del cloroformo."
"¿Cloroformo? ¿Qué...? ¿Quién eres?" dijo dirigiéndose a la puerta y saliendo a un salón seguida de él.
"Tenía que darte la oportunidad de conocerme, se que estamos hechos el uno para el otro, pero necesitas tiempo para descubrirlo y yo te lo voy a dar."

Se que no estuvo muy interesante pero espero les aya gustado.. pronto se va a venir lo bueno, espero sus comentarios y votos xx

Secuestrada |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora