||UNO||

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"Capítulo uno: The paradise."

Kathrin Klein.

Agotador.

Simplemente mi día ha sido agotador.

Mi vida es agotadora.

Mi día se ha resumido en:

Despertarme de mi reducido sueño, decirle a Strom mi compañero de piso que deje de ver como duermo, bañarme, desayunar e ir a varias empresas de marketing y editoriales a llevar mi hoja de vida a ver si por fin encuentro un empleo por lo que he decido estudiar, mi "vocación" el diseño gráfico.

Luego de dejar mis hojas de vida ir al piso almorzar e ir a la pizzería local donde trabajo desde las tres de la tarde hasta las siete, voy al piso de nuevo a cenar y dormir unas dos horas,ya que a las once tengo que ir a trabajar de mesera en el club nocturno hasta las dos de la mañana. En repetidas ocasiones tengo sexo con Strom, si no hasta mi vida sexual tuviera por el subsuelo.

Ahora mismo me encuentro en las vías del tren.

Bueno, no tan literal , pero si me encuentro en el subterráneo esperando el tren para poder regresar a casa porque ni para pagar un maldito Uber me alcanza el dinero.

Si lo se, mi vida suena muy deprimente para tener 24 años, pero ¿Que más da? Los jóvenes también tenemos derecho a llevar una vida de mierda sin tener que consumir sustancias ilícitas.

El tren llega y suspiró aliviada, ya me dolían los pies de tanto estar parada el día de hoy. Entro y me siento al lado de una chica pelirroja.

Suspiró y dejo caer mi cabeza hacia atrás.

Mis párpados amenazan con cerrarse y se cierran por unos minutos antes de llegar a mi destino.

Me encuentro sentada en el sofá con Strom arrodillado frente a mi.

Su cara enterrada entre mis piernas solo hace más exitante la situación, sus cabellos dorados relucen entre mis dedos mientras lo jalo extasiada del placer que me brinda el sexo oral.

-Ah así... -me muerdo el labio inferior y el se levanta con los labios húmedos y brillantes por mis fluidos.

-Te voy a follar tan duro que no vas a poder caminar sin acordarte de mi por una semana -susurra en mi oído antes de ponerse el condon.

Con su mano estruja mi seno mientras que roza su sexo en mi entrada robándome pequeños jadeos.

Ruégame que te folle... —murmura contra mis labios.

Follame.

¿Que?

Qué me folles.

¿Como? No te entiendo.

¡Jodér follame!

Me agarra de las caderas atrayendo me hacía el como si no pudiese más y entra en mi logrando que suelte un gemido.

PARANOIA [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora