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—Necesito aterrizar—dijo Nicole

Merlyn agitó sus alas, dirigiéndose en picado hacia la carretera para luego poder aterrizar en la terraza del centro de visitantes era media tarde y estaba repleto de gente. Nicole guardo sus alas arreglando rápidamente su camiseta. La pelinegra sacó su mochila, esperando que todavía tendría algo de néctar o ambrosía, a su suerte todavía tenía una mínima cantidad de ambos, sudpiro y tomo un pedazo de ambrosía necesitaba hablar con Hermes para traerle más.

—El taller se ha desplazado —dedujo Annabeth—. Vete a saber adonde.

—¿Qué hacemos ahora? —pregunto Percy—. ¿Cómo regresamos al laberinto?

Annabeth escrutó a los lejos la cumbre de Pikes Peak.

—Quizá no podamos. Si Dédalo muriera... Él ha dicho que su fuerza vital estaba ligada al laberinto. O sea, que tal vez haya quedado totalmente destruido. Quizá eso detenga la invasión de Luke.

—No —dijo Nicole—. No ha muerto.

—¿Cómo puedes estar tan segura? —pregunto Percy a su novia.

—Cuando la gente muere, yo lo sé. Tengo una sensación, como un zumbido en los oídos.— mencionó Nicole —Si recuerdas que soy hija del rey de los muertos verdad?

—¿Y Tyson y Grover?

—Eso es más difícil. Ellos no son humanos ni mestizos. No tienen alma mortal.— respondió Nicole —Pero están vivos.

—Hemos de llegar a la ciudad —decidió Annabeth—. Allí tendremos más
posibilidades de encontrar una entrada al laberinto. Debemos volver al
campamento antes que aparezcan Luke y su ejército.

—Podríamos tomar un avión —sugirió Rachel.

—Yo no vuelo.— dijo Percy

—Pero si acabas de hacerlo.

—Eso era a poca altura, y de todas formas ya entrañaba su riesgo. Pero volar muy alto es otra cosa... Es territorio de Zeus, no puedo hacerlo. Además, no hay tiempo para un avión. El camino de regreso más rápido es el laberinto.

—Necesitamos un coche para llegar a la ciudad —señaló Annabeth.

Rachel echó un vistazo al aparcamiento. Esbozó una mueca, como si estuviera a punto de hacer una cosa que lamentaba por anticipado.

—Yo me encargo.

—¿Cómo? —preguntó Annabeth.

—Confía en mí.

—Vale, voy a comprar un prisma en la tienda de regalos. Intentaré crear un arco iris y enviar un mensaje al campamento.

—Voy contigo —intervino Percy—. Tengo hambre.

—Entonces yo me quedo con Rachel —dijo Nicole —. Nos vemos en el aparcamiento.

Ambas caminaron, se dirigieron  hacia un gran coche negro estacionado en un extremo del aparcamiento. El conductor estaba fuera, leyendo el
periódico.

—Puedo llamar a mi chofer Rachel no tienes que hacerlo— dijo Nicole

—Segura?

—Se lo que se siente tener un padre rico y te persigan por eso— mencionó Nicole —Aparte estas hablando con la amiga de los príncipes de Inglaterra.

—Lo se las noticias viajan rápido, la única que se escapa con la suya diciéndole idiota al principe.

—Deja llamarle a Jules.— mencionó Nicole.

El destino (Hasta Encontrar Un Título Mejor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora