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Julieta.

-Hoy se me dió por llamar, sé muy bien que no estás sola...- canto, pero la cara de desaprobación de Yael me hace parar. -¿Qué pasa?

Suspira. -Es que, no me termina de convencer, algo le falta para estar perfecta.- dice cruzándose de brazos. -Pero, ya está por hoy. Mañana continuamos.

Dejo los auriculares colgados del micrófono y también suelto un suspiro. El disco que estaba por soltar me parecía perfecto, aunque las dudas de mi productor me hacía dudar. Camino hacia mi habitación, Jaz está ahí recostada. -¿Terminaste todo?- pregunta.

-Ojalá.- contesto. -Falta un montón aún.- me recuesto. -De todas maneras, lo disfruto.

Ella sonríe. -¿No querés que vayamos a tomar algo con Valen hoy para despejar?- acaricia mi hombro.

Asiento haciendo un puchero. -Ya estoy harta de trabajo.

Sonríe. -Cambiate, dale.

____

El lugar a donde llegamos no se encontraba tan lleno como lo esperaba. Era sábado y eso parecía muy extraño. Convengamos que la gente era mucho de salir por esos días. Valentina se engancha a mi brazo e ingresamos. Varias personas nos saludan y nos sentamos en unas mesas al lado de la ventana que deja ver toda la ciudad. Ellas charlan, pero yo, me mantengo en silencio. 

-Hey, vinimos para subirte el ánimo y estás con cara de culo.- habla Jazmín.

-Perdón, chicas. Voy al baño un toque.

Camino hacia donde dije e ingreso a un cubículo, me siento sobre el inodoro que tiene aún la tapa y restriego mi rostro. 

-¡¿Qué te pasa, tarada?! ¡Me tenés cansada, no estoy haciendo nada, loco! Estoy con mis amigas acá. ¿Qué? No, estás re loca. Chau.- escucho que dice la voz de una chica en el otro cubículo.

Abre la puerta con brusquedad y la canilla se abre. Yo salgo para ver de quien se trata y por el reflejo me encuentro a alguien que no esperaba hacerlo. -Francisca.- murmuro.

Ella alza la mirada y la noto tan sorprendida como yo. Traga saliva y vuelve a bajar la mirada, se lava las manos, se las seca y se voltea. -Julieta.- mi nombre sale de sus labios obligadamente, parece querer irse corriendo de ahí y yo también. No se encuentra como la recordaba, habían pasado tantos años y yo a creía olvidada. 

-Tanto tiempo.- murmuro.

-Sí.- responde. -Tengo que irme, así que, nada. Chau.

Se voltea para irse, pero se queda un segundo parada y una parte de mí deseaba que diera dos pasos para atrás y vuelva a mirarme. Ella se va. No mira hacia atrás. No agrega nada más. Siento mi pecho arder y ese dolor nostálgico vuelve. No sabía si lo que había pasado hace segundos era real o era ficticio, si lo había soñado despierta a causa de tanto estrés, o en serio vi a Francisca Gil y hablé con ella luego de años.

Pude sentir la presión bajarme y tomé una bocanada de aire.

Aquello parecía irreal.


nadir | cazzu ft chitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora