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Félix caminaba dando pequeños saltitos. Su falda rosita se movía de un lado hacia otro con cada saltito mientras se dirigía a las gradas detrás de la cancha donde sería el partido. Solo los felinos más fuertes y habilidosos estaban en el equipo.

—¡Hey, Channie Hyung!—saludó el gatito al líder del equipo, un tigre rayado mucho más alto que él.

—Hola, Lixie. ¿Qué es eso?—preguntó señalando una cajita azul claro en las manitas del gatito.

—Hice galletas... para ustedes—respondió con una sonrisa.

—Oh, Lixie, muchas gracias, pero estamos por iniciar un partido y...—el tigre no continuó, ya que Félix había bajado la mirada y formado un puchero en sus labios.

—Oh, Chan, creo que unas galletas no nos harán daño—dijo Byoung, el subcapitán y buen amigo del tigre.

Chan trató de resistirse ante la ternura del gatito blanco, pero le fue imposible y terminó accediendo.

—Después del partido podremos comer—dijo derrotado.

Félix volvió a formar una enorme sonrisa en sus labios, y todos los demás del equipo festejaron, excepto un felino que observaba la escena con seriedad.

"Ah, es ese insípido gato de nuevo," pensó Minho, mientras mantenía una expresión seria en su rostro. Siguió con la mirada al gatito que Chan indicó que se sentara fuera de la cancha para que la pelota no le hiciera daño.

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Cuando terminaron el partido, fueron a darse un baño y cambiarse, para luego volver a la cancha donde aún esperaba el gatito. Sentado en la banca, movía sus piecitos, ya que no llegaba al suelo. El equipo se sentó a su alrededor, excepto el único gato por el que Lix hizo galletas.

—¿No comerás galletas, hyung?—preguntó el gatito al felino que había tomado sus cosas y estaba dispuesto a marcharse.

—No, no me gustan—contestó.

—Oh, está bien—dijo Félix.

Se decepcionó de sí mismo; había hecho galletas para Minho y a este no le gustaban. Se sintió realmente estúpido; debió preguntarle antes o investigar si le gustaban o no.

El felino siguió caminando hasta desaparecer por la puerta que separaba el patio de la escuela. Félix se levantó de su asiento, tomando sus cosas.

—Lo siento, si quieren otro día me quedo, pero hoy tengo que hacer algo importante—dijo el gatito antes de salir corriendo en la dirección en la que se había ido el otro gato.

—Creo que Félix es mi omega—dijo Chan, recibiendo un abucheo por parte del resto del equipo.

—Ya quisieras, Félix es MI omega—dijo otro de los jugadores.

—No sean idiotas, está claro que Félix y yo estamos destinados—dijo Byoung.

Empezaron a discutir sobre quién sería el destinado de Félix, pero ninguno daba razones para que se creyeran entre ellos. A Félix, en realidad, no le atraía ningún otro aroma aparte del de Minho, y solo estaba verdaderamente loco por él.

Como Félix había seguido corriendo, llegó hasta Minho, aunque le fue un poco difícil, ya que el mayor era muy alto en comparación con sus piernas, que no eran tan largas.

—¡Hyung!—gritó Félix para que el mayor parara de caminar.

Minho se detuvo sin voltear, sabiendo exactamente quién le había gritado. El gatito llegó hasta él, muy cansado, así que hizo una pausa para respirar correctamente.

—Hyung—dijo tratando de recuperar el aliento.

—¡Ya di qué quieres!—dijo Minho, mirándolo. Su aroma le parecía tan empalagoso que solo quería irse y dejar de oler ese "desagradable" aroma.

—Lo siento, Hyung, no sabía que no te gustaban las galletas—se disculpó Félix.

"¿En serio era eso?" pensó Minho.

—No te preocupes—dijo cortante, para seguir caminando.

Félix, que aún no regulaba su respiración, lo siguió de nuevo.

—Es que las hice para usted y no te gustaron, así que quería preguntarte qué postre...—Minho no lo dejó terminar. Tomó a Félix del brazo, acercándose a su rostro.

Félix lo miró con sus ojitos bien abiertos y sus mejillas sonrojadas, no podía creer que tenía a Minho tan cerca.

—Escucha, gatito—comenzó a hablar Minho con una voz más grave, estremeciendo a Félix.

El menor, que aún no cambiaba su expresión, asintió.

—Aunque te dé algo que me guste, no lo comeré. No quiero tener que verte. En serio, me irritas—dijo.

Pero Félix no prestó atención a sus palabras; solo podía centrarse en ese exquisito aroma que lo estaba volviendo loco. El aroma de Minho era muy fuerte y fresco, olía a roble y limón.

—¿Te quedó claro?—terminó de hablar Minho.

Félix finalmente salió de su mundo. "¿Ha estado hablando todo este tiempo? No pude fijarme; es tan lindo que me perdí en sus ojos," pensó enamorado el gatito.

Félix no supo qué responder, así que se separó y hizo una reverencia. Se adelantó al mayor, caminando a pasos apresurados. El olor de Minho había quedado impregnado en su ropa por lo cerca que estaban; no quería que ese olor se fuera nunca.

Minho solo lo miró y siguió su camino hasta su auto. Como su padre era el alfa de la manada y él era el futuro alfa, solo tenían las cosas más caras y una vida de lujo. Se subió a su auto y arrancó en dirección a su casa, pero se sentía frustrado. No podía dejar de pensar en el estúpido gato y en su expresión... su brazo era tan blandito y... "¿Pero qué estás pensando, Lee?!"

"Debe ser porque me acerqué tanto que ahora su aroma se impregnó en mí," pensó molesto. "En cuanto llegue a casa, me cambiaré y me daré un largo baño para que no quede ningún rastro de su desagradable existencia."

Félix simplemente divagaba, con una sonrisa boba en su rostro, perdido en su mundo, que era solo Lee Minho. Un suspiro salió de sus labios al estar tan perdido en sus pensamientos.

Una bocina lo interrumpió.

—Hey, Félix, ¿te llevamos a tu casa?—preguntó Chan, que iba con otros chicos del equipo en su auto.

Félix asintió y se subió. Los chicos le dieron el espacio para que se sentara en el medio. Félix simplemente se subió, pero seguía pensando solamente en él. Chan lo miró por el espejo retrovisor.

—Félix—llamó su atención.

Félix lo miró atento.

—Ya que eres un omega muy bonito, sin duda tienes a un alfa destinado, ¿no? ¿Ya te gusta alguien?—preguntó.

Félix se sonrojó de inmediato y bajó la mirada.

—Bu-bueno, a mí me... me—tartamudeó bajito.

—Digo, porque un omega tan lindo como tú tiene muchos pretendientes, pero ¿quién puede tomarte?—volvió a preguntar.

Félix tomó aire y levantó su mirada, seguro.

—En realidad no sé si tenga tantos pretendientes. Si ese es el caso, no me he fijado en ninguno, ya que me gusta alguien—dijo.

Los chicos presentes temieron que no fueran ellos, pero a la vez tenían esperanzas de que sí lo fueran.

—¿Y quién es?—preguntó Byoung ahora.

—No lo puedo decir, solo diré que es del equipo—dijo Félix, alarmando aún más a los chicos.

—Bueno, esta es mi casa, aquí me bajo—dijo Félix para pasar por encima de los del equipo y bajarse.

Chan arrancó el auto pensando en las palabras del gatito.

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˖˚♡ !! ᵏⁱᵗᵗᵉⁿˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora