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"Esa es mi buena perra, te sientes tan bien", Ukai no pudo evitar murmurar. Contigo debajo de él, con todo tu cuerpo expuesto, no podía evitarlo. Realmente fue tu propia culpa, pensar que podrías salirte con la tuya tocándote mientras usas una de sus camisas para ayudarte a salir. Simplemente ya no podías tocarte a ti mismo o incluso correrte sin su ayuda de alguna manera. "¿Quieres más bebé?" Preguntó Ukai mientras continuaba con su paso. No podría importarle menos si lo hiciste o no: siempre que mostraras placer en tu rostro, él sabía que lo estaba haciendo bien. Sus pequeños asentimientos y gemidos de sí no fueron lo suficientemente claros para él, lo que provocó que sus caderas se detuvieran. Te quejaste para que siguiera adelante, una vez más sin ser lo suficientemente claro. Un pequeño y suave agarre de tu rostro te hizo entender perfectamente lo que necesitaba escuchar. Y así, volvió a gemidos y gemidos emparejados con el sonido de la piel húmeda chocando entre sí.
"Tu polla es tan perfecta, daddy, ¡quiero más!" No pudiste evitar dejarlo salir. Elogios y súplicas de lo perfecto que era se derramaron de tus labios, lo que hizo que luchara con lo apretada que estabas. No era nada que un poco de escupitajo no pudiera arreglar, pero parecía que se estaba saliendo de lo mucho que lo aplaudía por estar tan bien dotado. Todo sin una solicitud para hacerlo definitivamente te pondrá en su lado bueno por la noche. "No te preocupes bebé, obtendrás más". Él simplemente te murmuró
