Revenge sex

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―¡Dra. Romanoff, Dra. Romanoff! ―Una enfermera la llamó mientras corría para alcanzarla. 

La pelirroja en bata blanca detuvo su paso y volteó. 

―¿Qué sucede, Laura? ―preguntó a la enfermera castaña con respiración agitada. 

―Hay un código verde con la paciente del 306 ―informó la mujer. 

Natasha presionó el puente de su nariz. Les había encargado a las enfermeras de turno que no perdieran de vista a la señora Gordon, conociendo su gusto por conseguir dulces que tenía prohibido comer. 

―¿Avisaste a seguridad? ―obtuvo una respuesta afirmativa―. Ve a la cafetería y después al cuarto de descanso, yo iré a la sala de vigilancia a buscarla con la ayuda de las cámaras. 

―De acuerdo ―Laura salió nuevamente corriendo. 

La pelirroja apresuró el paso hasta la planta baja. Tocó a la puerta de la sala de vigilancia y esta se abrió de forma automática con el permiso del encargado. 

―Vengo por el código verde ―explicó después de saludar. 

―Ya informé a un colega ―El jefe de seguridad apuntó a uno de los quince monitores―. Tu paciente está comiendo algo en las escaleras de emergencia, llegando al tercer piso. 

―Es la tercera vez esta semana ―lamentó la doctora―. Haré que llamen a sus familiares. 

El hombre volvió a concentrarse en las imágenes de vigilancia. 

―¿Ocurrió algo interesante? ―preguntó notando que él parecía estar buscando algo más. 

―Hay una pareja curiosa que me pareció sospechosa, como si quisieran encontrar un lugar para retozar ―respondió―. Estaba siguiendo sus pasos antes de que llegaras… Mira... Ahí están ―apuntó a un monitor. 

La pelirroja soltó una carcajada al ver a dos personas besándose con desesperación. 

―¿Sucede seguido? ―inquirió intentando reconocer a los implicados

―Más de lo que crees. 

―Oh Dios... ―susurró al distinguir quien era el hombre―. Es Alec, mi prometido. Yo me encargo ―comentó antes de salir de la habitación. 

Se detuvo a medio pasillo, aprovechando que no había nadie cerca y soltó un sollozo. Estaba tan enfadada consigo misma. Quería compartir lo mal que se sentía con su mejor amiga o con su hermana, pero no estaba de humor para escuchar un "te lo dije". Así que respiró hondo, se limpió las lágrimas en el rostro y decidió ir en busca del hombre con la intención de arrojarle el anillo de compromiso que le había dado. 

~<>~

Andrew Barber se entretuvo mirando el paisaje del otro lado de la ventana de la habitación del hospital donde estaba. El mundo parecía seguir con normalidad mientras él había perdido todo lo que conocía, todo lo que le había hecho creer que tenía un lugar en el mundo. 

Esa mañana, le había llegado la notificación de que Laurie había comenzado con los trámites del divorcio.  Ahora estaba allí, en la misma habitación que él, mirando a Jacob desde el pie de la cama. 

Barber volteó, encontrando una mirada que jamás había visto en su esposa. Era fría, sin sentimientos, como si no fuera ella. 

―No quiero estar aquí ―susurró yendo a tomar su bolso, el cual había dejado en una silla del rincón. 

―Laurie, lo van a desconectar... Es tu hijo... ¿A dónde irás? 

―Lo lamento, Andy. Mi Jake murió cuando asesinó a su compañero de clase. 

Revenge sex || Andy Barber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora