Pov: LUFFY
La perla de platino estaba muy concurrida los jueves por la noche. Me senté en la misma mesa que la noche anterior y le pedí una cerveza a la camarera.
El corazón me latió con rapidez cuando miré hacia el escenario, esperando que comenzara el siguiente número. La verdad, resultaba a la vez temible y raro, y era una sensación estimulante que no había experimentado antes. Quería... más. Y pensé que eso era algo positivo para mí: desear algo. Pero ¿qué pasaba con ella? No podía dejar de preguntármelo.
Se apagaron las luces y luego comenzó la música, un constante ritmo de graves que hacía que mi corazón bombeara con la cadencia de las notas. Fruncí el ceño mientras miraba a mi alrededor. Había un grupo de tíos celebrando una despedida de soltero, cerca del escenario, y casi todos ellos estaban tan borrachos que apenas se mantenían encima de las sillas.
Cuando las luces volvieron a encenderse, La Gata Ladrona estaba en el escenario, sentada en una silla. Llevaba un diminuto bikini plateado con flecos en ambas partes y unas botas de cowboy con altos tacones a juego. Estaba tan concentrado en ella que me sorprendieron los aplausos que resonaron en la estancia. Tomé un sorbo de cerveza mientras miraba cómo empezaba a bailar.
Su larga melena ondulaba alrededor de su cuerpo, delgado y curvilíneo, mientras se movía, capturando la luz. Tenía el pelo de un color que no recordaba haber visto antes, una especie de combinación de naranja, rojizo y amarillo. Me hacía pensar en un rayo de luna incidiendo en una fogata. Y era muy espeso. Me imaginaba lo que sentiría si hundiera los dedos en él. La Gata Ladrona se movía al ritmo de la música con los ojos cerrados y aquella expresión fría y distante, como si fuera una armadura.
No se podía leer a aquella chica, era totalmente opaca.
«¿Cuál es tu nombre, tu nombre de verdad? Quiero saberlo...».
—Te follaría el coño como un martillo percutor —dijo uno de los borrachos de la despedida de soltero para deleite de sus amigos, que se carcajearon y levantaron las copas entre aplausos.
Toda aquella escena me hizo sentir vacío, irritado a la vez, así que me levanté, lancé un billete sobre la mesa y me fui detrás del escenario, a esperarla. Cuando doblé la esquina del pasillo donde había esperado a la Gata Ladrona la primera vez, vi que el guardaespaldas, Franky, estaba sentado en un taburete.
—¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó con una profunda voz de barítono.
—He venido para estar con la Gata Ladrona después del número.
—¿Eres Luffy?
—Sí. —Estaba sorprendido. No esperaba que ella le hubiera dado mi nombre a Franky.
—Ven conmigo.
Seguí al guardaespaldas a una sala distinta a aquella en la que había hablado con la Gata Ladrona el primer día. Esta estaba más oscura, y tenía cortinas de terciopelo color púrpura cubriendo las paredes. Había también un sofá de cuero negro contra una pared, unas otomanas de terciopelo aquí y allá, un aparato de sonido en una esquina y una pantalla plana enorme colgada en la pared enfrente del sofá.
—Ponte cómodo y espera aquí —me invitó Franky—. La Gata Ladrona vendrá después de la actuación.
Cuando oí el chasquido de la puerta al cerrarse, pegué un brinco. Me senté en el borde del sofá luchando contra la ansiedad.
«Lugar sombrío. Puerta cerrada. Silencio». Como aquel sótano en el que estuve retenido por años.
«¡Huye!»
¡No, debía calmarme! Era distinto, esta vez estaba por voluntad propia.
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MÁS DE TI (LuffyxNami)
Fanfic"Entrega el cuerpo, pero no el nombre." Una mujer rota. Harta de su trabajo como stripper, harta de la vida. Y un hombre que necesita ayuda acude al club. Nami ha aprendido hace mucho tiempo que el amor solo provoca dolor. Nami y Luffy no habían ima...