No veía la horas de salir de este lugar. Odio este lugar. Ese maldito profesor no dejaba de hablar. Yo sólo veía el reloj, esperando que marque a las dos en punto para irme.
Jimin no había venido hoy, está enfermo. Por eso mi día fue tan jodidamente infernal. En los recesos me fui a comer detrás de un árbol, no quería entrar a ese lugar donde mi hermano está comiendo en grupo con sus mejores amigos y unas cuantas chicas. Recuerdo que cuando los veía así, iba corriendo, los abrazaba y luego insistía para ir a comer un helado. Tenían 22 años y no eran tan diferentes a como lo son ahora. Ahora son todos unos hombresitos, eso diría mi madre.
Terminó la clase y me acerqué a donde se encontraba mi hermano con sus amigos afuera y no dije nada, puesto que mi hermano tendría que saber con mi presencia ya nos teníamos que ir. Pero él ni me miró y siguió con su estúpida conversación.
- Hyungwon.. -Dije y todo voltearon a mirarme.
-Oh, Taehyung.. ¿Pasa algo?
-Pasa que me quiero ir a casa.
-Espera, ahora vamos. -Dijo y siguió hablando. Me sentía como un maldito niño pequeño.
Todos estaban entretenidos en la conversación, sólo quería irme. Me estresé y decidí que no iba a depender de mi hermano, él usa su camioneta y pues yo usaré mis pies. Empecé a caminar, caminar y caminar hasta llegar a. No quedaba cerca pero tan lejos. Sabía este camino perfectamente, pues siempre miro por la ventana cuando voy en el auto.
Recuerdo cuando era mi madre quien me llevaba y cantábamos canciones juntas en el camino. Iba radiante y feliz a la escuela. Ahora todo era diferente, era mi hermano quien me llevaba y siempre hablaba por teléfono o iba con la música a todo volumen. Desafortunadamente no teníamos el mismo gusto musical.
Finalmente, llegué a casa, estaba cansadísimo y subí corriendo las escaleras hasta encerrarme en mi habitación. Me di una buena ducha, salí y me puse lo más cómodo que encontré en el closet. Un suéter de rayas rojas y blancas que me llegaba hasta los muslos con un short que era tres dedos bajo mi rodilla. Dejé que mi cabello se secará y me puse a ver la televisión, hasta que me quede dormido.
Hasta que unos gritos me levantaron.
-Hyungwon! Ah! Ah! -Gemía aquella chica. Dios, ¿qué mierda le pasaba a Hyungwon para hacer esto en nuestra casa? Maldita sea. Juro que cuando lo vea lo mataré.
Me puse los audífonos y puse la música a todo volumen. No soportaba más, quería escapar. Quería irme lo más lejos que podía.
Le mande un mensaje a Jimin, me metí al baño y me arreglé. Me puse un jean y un suéter con una bufanda. Hacía mucho frío. Acomode mi cabello y bajé.
Maldita sea.. Abajo se encontraban Jeon y yoongi. Mi corazón empezó a latir muy fuerte hasta que vi a mi hermano. Me dirigí a la nevera sintiendo sus miradas en mi y saqué una manzana.
-¿Ya no das los buenos días hermanito? - Dijo mi hermano. ¡Imbecil!
-Buenos días los tuyos, ¿verdad? Digo, con la estupenda noche que tuviste ayer. -Dije, yoongi escupió el jugo de naranja que tomaba y Jungkook soltó una carcajada. Lo había hecho reír, ¡sí!
-Tae.. -Dijo apenado.
-No, Hyungwon. Deberías tener un poco más de respeto conmigo. ¡Esta también es mi casa! Lo de ayer fue asqueroso. Espero que no se repita o juro que llamaré a papá y le contaré todas tus fiestas en su ausencia.
-Perdón, ¿sí? Juro que no volverá a pasar. - Dijo arrepentido, yo sólo lo ignoré y me dirigí hacía la puerta. Iría a la escuela caminando otra vez.
Sabía que me arrepentiría después de esto. Seguí caminando hasta que sentí una moto se posó a mi lado. Oh Dios, es su moto.
-Tae, no tienes que caminar. Si quieres te llevo. -Dijo Jungkook mirándome. Maldita sea, recuerdo las veces que me decía que cuando comprara una moto a la primera persona que llevaría sería a mi. Malditos recuerdos.
-No, gracias. No necesito de ti simpatía Jeon. -Dije y seguí caminando.
-Bueno pues si sigues así, llegarás tarde. Además, hoy todos tenemos reunión con la Señora Grenwich y no creo que querrás un regaño de su parte. -Dijo seguro. ¡Maldita sea! Lo había olvidado. Me acerqué a donde estaba y él sonrió. Me subí y temblaba con la idea de que tenía que abrazarlo por todo el camino. Sólo me quedé quieta.
-Taehyung, ¿es que acaso quieres tener un accidente? -Dijo, bueno, la verdad, sí- Agárrame si es que no te quieres caer. -Estreche mis brazos, lo abracé por detrás y arrancó.
Lo apreté mucho más fuerte en el camino. Hasta que por fin llegamos al colegio y sentí todas las miradas en nosotros..
¡Mierda! ¡Y más mierda!
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Eres Mío, Pequeño
RandomKim Taehyung y Jeon Jungkook. Ninguno de los dos tenían cosas en común, sus edades son distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos en la estatura. Nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes. El era dueño de sí mismo, el otro...