UPSILON..EL ASIENTO DE TODOS LOS MALES.-
Upsilon: Según el Geográfica Estelar y el Compendio de Exoplanetas para navegantes, es un planeta que orbita su estrella anfitrión como la Luna a la Tierra. Debido a esta circunstancia una de las caras del planeta siempre está de cara a dicha estrella. Esta configuración provoca enormes diferencias de temperatura y habitabilidad. La cara "cálida" del planeta presenta altas temperaturas y efluvios gaseosos debidos a la alta actividad de vulcanismo latente, mientras que la cara oculta a la estrella presenta temperaturas bajo cero similares a la de los Polos Terrestres.
Mi nombre es Menesteo Peteas, Comandante del Cuerpo Diplomático del Imperio adscrito a la misión de reconocimiento del Cinturón de Exoplanetas del borde exterior.
Nací en la ciudad de Hypnos, de la Colonia Edén, al principio del reinado de Dominy, el cuarto emperador de la Confederación.
Mi padre era un hombre del orden de los caballeros del imperio, muy erudito, íntegro y honorable. Desde mi nacimiento estuve destinado a hacer carrera en la política o el ejército, tal como correspondía al rango de mi familia.
Gracias a la protección de mi padre y sus contactos dentro de la Confederación logré cursar estudios en la Escuela de Oficiales del Imperio, gracias a lo cual pude conocer de primera mano los confines del imperio y los entresijos de su administración.
De todos los lugares que visité durante aquel periplo estudiantil, el puerto estelar de Upsilon fue, sin lugar a dudas, la experiencia más enriquecedora. Allí tuve ocasión de entrar en contacto con la enorme diversidad biológica del borde exterior y progresar en el incipiente conocimiento de las razas de seres homúnculos.
La impresión que me lleve al avistar por vez primera la enorme ciudad portuaria fue la misma que si contemplara los enormes desiertos de la Madre Tierra. Calor sofocante provocado por las emanaciones del gigante gaseoso y estupor por semejante magnificencia. Un enjambre de codicia y vileza, reflexioné.
Upsilon...el asiento de todos los males. Rezaban las runas Daren grabadas en la piedra. El arco que daba acceso a la ciudad portuaria, una vez que dejabas atrás el ajetreo de los atraques estelares, se elevaba sobre las cabezas como si franquearlo supusiera una suerte de bautizo primigenio.
Atracaban en ellos todo tipo de cruceros comerciales, desde los pertenecientes a la Confederación hasta naves oportunistas capitaneadas por todo tipo de rateros y golfos dedicados a la compra de esclavos -actividad que aún no había sido regulada por el gobierno-, o en busca de repuestos y pertrechos.
Por lo general las naves Daren dominaban aquel sector del borde exterior. La pericia de sus capitanes los hacía estar entre los navegantes más cotizados. La Confederación procuraba mantener en nómina a la mayoría de éstos, aunque no eran pocos los que preferían llevar a cabo su actividad profesional ajenos al estricto margen económico que manejaba la administración del gobierno. Resultaba mucho más provechoso un periplo comercial privado a cargo de algún rico magnate o incluso una patente de corso firmada por alguno de los gobernadores del halo galáctico, que tener asignada cualquier ruta comercial oficial.
El cielo de Upsilon ofrece matices enervantes. Tonos intensos debido a las emanaciones sulfurosas del subsuelo, rotos a intervalos por turbulentas columnas de vapor de agua procedente de geiseres de actividad fluctuante. La mayoría de los viajeros estelares que recalan en la ciudad se apresuran a dejar atrás la violenta intemperie para protegerse bajo las claraboyas de la ciudad. Allí, el ambiente artificial ideado por los ingenieros de la Confederación, ofrece una suerte de atmósfera universal, donde el aire contiene los porcentajes gaseosos necesarios para la supervivencia de cualquier individuo, humano u homúnculo. Una Babilonia estelar.

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LOS VIAJES DE MENESTEO PETEAS
Ciencia FicciónCompendio de cuentos que dan cuenta de los viajes del Comandante Menesteo Peteas cuando tan sólo era un estudiante en la Escuela de Oficiales de la Confederación. Estos cuentos y relatos forman parte de la ambientación de la novela Reluctantes.