Belong Among the Wildflowers (Belong Somewhere Close to Me) | ksj + myg

I.

Tienes el corazón de un jardinero, y por eso, piensas en las consecuencias.
—Patrick Rothfuss, Critical Role

La lista de cosas por hacer de Yoongi los miércoles por la noche incluye quitarse los pantalones, comer la comida tailandesa que recogió en el camino a casa del trabajo, y con suerte pasar diez minutos en el último documental de Animal Planet sobre las ballenas orca.

En otras palabras, la lista de cosas por hacer de Yoongi los miércoles por la noche definitivamente no incluye recoger a Jeongguk de su trabajo en una floristería en el centro.

Ya completó el primer paso: se había quitado los pantalones casi inmediatamente después de llegar a casa, tirándolos al suelo dentro de su dormitorio. Cómodo con una camiseta lisa y sus bóxers, está a punto de dar el segundo paso. Agarra una lata de Coca-Cola del refrigerador cuando su teléfono comienza a sonar.

La foto del identificador de llamadas muestra una hermosa foto de la nariz de Jeongguk. Yoongi coloca el teléfono entre la oreja y el hombro mientras contesta, balanceando precariamente su cena en sus manos y llevándola a su mesa de café. "¿Qué pasa?"

"Hola, Yoongi", dice Jeongguk en un canto infantil. Esa voz siempre es una mala señal.

"¿Qué es lo que quieres ahora?"

"¿Qué, no puede un chico checar en su mejor amigo en todo el mundo?" pregunta. En algún lugar al fondo, Yoongi escucha una voz apagada y juguetona que grita, "¡Pensé que yo era tu mejor amigo, idiota!" y luego una gran carcajada.

"Quiero decir, tal vez, excepto que nunca haz querido checar en mí antes, así que."

Jeongguk resopla en el teléfono. "Bien. ¿Puedes venir a recogerme? Mi bicicleta tiene un neumático pinchado."

"Absolutamente no." Yoongi saca un camarón de su pad thai y se lo mete en la boca. "Haz que tu nuevo novio te lleve a casa."

"No puede– todavía está trabajando. ¿Por favor?" Hay un latido de silencio, y Yoongi casi puede escuchar a Jeongguk haciendo pucheros. Entonces Jeongguk intenta una táctica diferente. "¡Me tomará una hora caminar a casa! Probablemente incluso más si tengo que arrastrar mi bicicleta. Te compraré brochetas de cordero la próxima vez que salgamos. Yoongi, lo juro."

Yoongi pone los ojos en blanco. Sabe a ciencia cierta que eso no sucederá. Jeongguk no ha pagado las brochetas de cordero en probablemente cuatro años completos. La cantidad de comidas de Jeongguk que pagó Yoongi es exorbitante en este momento. "Está bien", se queja aún así, porque Yoongi siempre ha sido (y probablemente siempre será) fácil de convencer para este niño.

Yoongi cuelga mientras Jeongguk está en medio de dar las gracias. Él recogerá a Jeongguk, claro, pero no antes de que termine de cenar. Mientras se mete fideos de arroz en la boca, se pregunta vagamente cuánto dinero ha gastado en brochetas de cordero desde que conoció a Jeongguk. Cuatro años de comida callejera probablemente equivalen a un televisor nuevo. O a un de par de meses de facturas.

Cuando termina, Yoongi arroja sus platos en el fregadero con un ruido descuidado y luego se queja para sí mismo mientras va y vuelve a colocarse los pantalones. Mira fijamente sus pantalones de trabajo esparcidos y retorcidos en el piso de su dormitorio como una marioneta rota. Ni loco va a usarlos de nuevo. Agarra el primer par de pantalones deportivos que encuentra en el cajón inferior de su tocador. No tiene idea de quién son los pantalones. Es casi seguro que no son suyos, de color gris claro con una mancha descolorida de salsa de pizza roja en el muslo izquierdo. Podrían ser de Jeongguk, podrían ser de Namjoon. Ya no lo sabe, pero tampoco le importa en particular.