Parte Uno

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No tuvo un buen aterrizaje

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No tuvo un buen aterrizaje.

Mingi miró su reflejo en el espejo del baño sintiéndose disgustado. Las nueve horas de vuelo desde Moscú a Seúl lo convirtieron en un desastre de cabello revuelto y ojos adormilados, muy diferente a su impecable apariencia usual. Podía culpar a Hongjoong de eso, su mensaje fue demasiado apresurado y urgente, pidiendo que volviera lo antes posible por eso no tuvo tiempo de hacer las maletas correctamente y tener una noche de sueño apropiado antes de tomar el avión.

Ahogó un suspiro, humedeció su cabello para poder peinarlo y deslizó un par de gafas oscuras sobre el puente de su nariz. No era mucho, pero era mejor que no hacer nada.

Arrastró su maleta fuera del baño del aeropuerto y se dirigió a la salida, esquivando a las personas que intentaban conseguir un taxi. Pronto notó el Camaro negro y reluciente estacionado en la esquina, el chofer lo reconoció en seguida y abrió la puerta para él.

Hongjoong en verdad se encargó de todo lo necesario para tenerlo en su despacho lo más pronto posible.

"Mingi

Sé que estás haciendo un gran trabajo en Moscú, pero te necesito de regreso en Seúl para la mañana del lunes. Es el tipo de trabajo que solo nuestra familia puede hacer y como San no estará disponible durante un tiempo, el único en que puedo confiar eres tú.

Prepararé todo lo necesario, te estaré esperando."

Supo inmediatamente que era un trabajo de campo donde tendría que jugar su papel como alfa. Hongjoong, San y él eran los únicos alfas de la familia, y desde que los dos primeros se emparejaron con un omega, el único que podía meterse en la boca del lobo sin arriesgarse a perder mucho era Mingi.

Entonces su misión consistiría en arriesgar su pellejo durante un tiempo, lo bueno era que acostumbraba hacerlo.

De camino al edificio de la corporación se recostó contra el asiento y miró el paisaje a través de los vidrios polarizados. Era un poco extraño darse cuenta de que la gran mayoría de su familia comenzaba a asentarse, era obvio que no pasarían su vida persiguiendo las cabezas de criminales y que en algún momento anhelarían vidas convencionales, solo que Mingi aun creía que era demasiado pronto para él.

—Llegamos, señor —el chofer habló cortésmente cuando el auto se detuvo.

Mingi apenas asintió, murmuro un pequeño "gracias" y bajó del Camaro rápidamente. El gran edificio de las corporaciones Kim se extendía por varios metros de altura, parecía ser más grande de lo que recordaba.

El lobby se volvió mucho más lujoso que la última vez, elegante en una forma anticuada. Al acercarse a la recepcionista y decirle quién era, ella rápidamente le dejó entrar, no sin antes hacerle una llamada a Hongjoong para decirle que al fin llegó.

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