Lo unìco que me interèso esa semana fue el que pasarìa durante ese pequeño instante en el que lo verìa llegar, si es que un inminente infarto no me tomaba por sorpresa, claro no estarìa segura hasta que pasara, pero el no tener el control de la situaciòn me tenìa impacìente, lo que màs me preocupaba era que se hubiera vuelto un idiota, o peor aùn un completo patàn, porque para ser sincera ya habìa miles asì y nadie necesitaba uno màs.
Estaba concìente de que no lo verìa àntes de el lunes en la mañana y eso me ponìa aun màs nerviosa, porque significaba que nuestro reencuentro serìa presenciado por cierta parte de la escuela y si llegara a ser ìncomodo seria un verdadero desastre, bueno si es que la gente lograra notarlo, ojala y no se den cuenta.
Habìa llegado el momento que estuve esperando por tanto tiempo y no hablo solo de esta semana, realmente quise que esto pasara desde que se fue, no podìa dejar de pensar en sus ojos, eran de esos ojos que demostraban sentimiento hasta sin intentarlo, pero realmente cada parte de èl me parecìa perfecta en todos los sentidos, aunque lo menos importaba era su aspecto lo que realmente deseaba saber era si seguìa siendo el mismo que conocì.
Desde el momento en que entrè en la escuela sentì cada fibra de mi cuerpo despertar como si algo las llamara, deje de ser consciente de mis movimientos, todos parecìan estar totalmente planeados, como si ya supiera el camino hacia el, sentì al corazòn guiarme, y pude percibir como una conexìon se apoderaba de mi cuerpo de una forma impresionante, justo como lo muestran en las pelìculas y entonces lo vi a lo lejos, de pronto todo en mi se detuvo, como si mi cuerpo estuviera muerto, pero entonces sentì su mirada sobre mi, y repentinamente algo se llevò todo mi miedo y fue como si nunca Se hubiera ido, aùn no asimilaba la situaciòn cuando reaccione, estaba trotando hacìa mi como si de mì dependiera su vida y yo con esa sonrisa boba que solo el podìa poner en mi rostro con el simple hecho de aparecer, aùn no acababa de apreciar toda su perfecciòn cuando sentì como me cargaba dando vueltas y yo solo tenia mis brazos rodeàndolo y esperando que ese momento nunca acabara y ahì me di cuenta que seguìa siendo el mismo y lo confìrmo la delicadeza con la que me ponìa de nuevo en el suelo, como si intentara no lastimarme y de pronto...
- eres tù- repuso daniel con un tono de sorpresa total.
- eres tù- dije con el mismo tono de voz que èl tenìa- realmente estàs aquì, estàs de vuelta.
El solo de hecho de oìr su voz me estremecìa.
- ha pasado mucho tiempo, te vèz incluso màs hermosa de lo que imaginaba
Increìble ni siquiera lo intentaba pero podìa hacerme sonrojar en segundos.
-ah, ¿me imaginaste?- dije tratando de incomodarlo.
-claro, no pude evitarlo.
-ajà- trate de murmurar con una voz incrèdula.
Por supuesto gàno, se notaba que dominaba ese juego.
- tèmos el mismo horarìo- aclarò daniel.
- en cerìo y ¿por què?- repuse sabiendo lo dificìl que era tener el mismo horario que alguien màs.
- mmm, pues mamà hablo con el director para decirle que te conocìa y que le agradeserìa si pudìeramos estar juntos en las clases y el acepto.
-pues bueno entonces, ¿vamos a clase?.
- yo te sigo - dijo mientras me cedìa el paso para que lo guiara.
Solo tuve que dar unos cuanto pasos para darme cuenta de cuanto habìa deseado que esto pasara, daniel estaba de nuevo conmigo y ya nada podìa separarnos, estaba en mi propio cuento de hadas pero de repente entramos al salòn, solo pasaron unos segundos para que todas las chicas de la clase empezaran a corregir su postura y arreglarse el cabello, la preocupaciòn llego a mi por unos segundos, hasta que vi que èl realmente no les estaba prestando atenciòn y parecìa tener su mirada puesta en mi, debo de reconocerlo, eso me enterneciò.