Rauda llega. Ella buscará esquivar el momento previo a la obligada horizontalidad, cierre y abandono corporal; está en el portal de esa otra dimensión donde se liberan pensamientos y emociones, es inevitable. Antes, sin piedad, se confrontará a sí misma con sus mayores temores. Pronto será y actuará todos los personajes en escena, acompañada pero en soledad absoluta, la locura temporal la atrapará, no habrá imposibles; si los demonios se desatan gritará y tal vez tenga suerte, la oigan y salven. Al descender, abruptamente, dejará la máquina perfecta en automático, con tiempo y condiciones estrictas.Habrá que confiar, no hay alternativa. Iniciará aventuras insólitas en la profundidad de lo absurdo e inexplicable, esperando volver con la luz del amanecer, y si no? nunca lo sabrá.