Capítulo 1

25 0 0
                                    

 No puedo respirar, me están apretando la garganta fuerte, me están ahogando. Intento tragar pero no puedo, quiero coger aire y tampoco puedo, los ojos llenos de lágrimas que no me dejan ver con claridad, todo está borroso, parpadeo un par de veces para ver mejor y siento un liquido frio bajar por mis mejillas, mis manos tiemblan y no es del frío, quiero gritar pero la opresión sigue ahí, no se quita. Me quiero levantar pero una fuerza externa me lo impide. Deseo con todas mis fuerzas levantarme y romper algo o pegar a alguien para desfogar este ardor que tengo en el pecho, pero mi subconsciente me está jugando una mala pasada y no obedece. 

2 minutos. Literalmente 2 minutos es el tiempo que me permito estar así. Tal vez es que ya estoy acostumbrada a esta sensación de tantas veces que la he sufrido, tal vez es porque muy en el fondo sabía que esto iba a pasar, o tal vez... tal vez..., tanto tal vez me provoca dolor de cabeza. Vuelvo a mirar el video que me han andado de mi novio siéndome infiel con otra chica rubia y lo borro con asco y me levanto rápido de la tapa del váter en el que estoy sentada sin importarme si está sucio, los gérmenes o la de cosas que ha hecho gente borracha en este cubículo. La música retumba por todas partes opacando mis pensamientos. Salgo del minúsculo espacio de cuatro paredes y levanto la vista, me miro en el espejo que hay encima del lavabo, mi maquillaje está un poco corrido así que me lo retoco, acomodo mi vestido y me miro al espejo dándome una mirada a mi misma de firmeza y salgo donde mis amigos, olvidándome de todo. Voy abriéndome paso a empujones entre la gente que está bailando para llegar a mi destino, pero por mi gran fortuna chocó con un inútil que me tira todo el contenido de su vaso encima, por el olor supongo que estaba tomando un escocés.

-Me caguen la puta- gruño mirando al chico alto moreno de pelo negro y ojos oscuros que da miedo de mirar, su mandíbula marcada y su ligera barba. Realmente es guapo y a la vez intimidante, su mirada penetrante y su altura me hacen sentir pequeña he indefensa a su lado.

-Niña, cuida tu vocabulario- este tío desde luego quiere acabar con mi poca paciencia, me ensucia y encima me llama niña, flipo.

-¿A quien llamas niña, idiota?- Le encaro a pesar de que es más alto que yo incluso con tacones, pero soy así de temperamental.

- A ti- desafiándome con la mirada a que responda

Mi primer instinto es pegarle una ostia en toda la cara, pero cansada y sin humor decido empujarlo con el hombro y llegó donde mis amigos. El primero en decir algo es Isaac

-¿Te has ido a mear o a bañar?

-Un idiota me tirado la bebida

Alessandro, Alex para los amigos se acerca demasiado a mi

-Tiene buen gusto, un Johnnie Walker Blue Legendary Eight, ¿sabes lo que cuesta una botella de estas?, no se como a podido encontrar eso en este garito.

-Algún día me tendrás que explicar realmente porque sabes tanto de alcohol- Me siento al lado de mi amiga Kim.

-¿Estas bien?- y con una sonrisa le digo que sí asintiendo con la cabeza. Realmente ella es mi única amiga femenina, la conocí cuando yo estaba en el tercer año de instituto, es mayor que yo por 3 años pero no se nota. Al acabar el instituto nos mudamos juntas. Las dos estamos en la Uní, el resto del círculo de amigos son chicos. Nunca me he llevado bien con las chicas son todas unas arpías, siempre que hacía una amiga me traicionaba o solo se acercaba a mi para que la presente a alguno de mis amigos. Realmente los 4 son muy guapos, altos, fuertes, Mateo y Alex son moreno con gran encanto, los dos son de origen italiano además de que son primos hermanos, Isaac es rubio pero un poco más oscuro que Akram, es de origen ruso en cuanto a Akram es Turco, paso su infancia en Turquía con su madre, al cumplir la mayoría de edad vino a España a hacerse cargo de los negocios de su padre que tiene aquí.
- Sí cariño tranquila, solo me aburro un poco - me mira entrecerrando los ojos, sé que no me cree del todo pero no es el lugar más adecuado para contarle lo que había visto hace unos minutos.
 
Una camarera  guapilla con una gran sonrisa que mostraba todas las blancas perlas de su boca nos traía una bandeja llena de tragos y una botella. La chica no paraba de mirar a Mateo el cual no le hacía mucho caso aún que me di cuenta que si le había echado una miradita de arriba a bajo. En lo que se fue todos empezamos a beber, bailar y gritar. Al cabo de la noche todos cansados nos fuimos respectivamente a nuestras casas con compañía como siempre.
Nada más llegar a mi casa me desnude con rapidez a la vez que mi compañero se desnudó a si mismo. Era un chico más alto que yo, medirá casi los 1.95, estaba fuerte y se le marcaban los pectorales y su abdomen plano, sus ojos verdes marrones y su pelo rubio caía sobre su tez blanca, realmente era guapo.
Al llegar al sofá que se situaba en el amplio salón se  arrodilló  detrás de  mí  y  empujó  ligeramente  en  la  parte  superior,  y su  cálida  lengua  se  deslizó  sobre  mi  coño.  Me  acosté  sobre  mí espalda,  mientras el chico con el que salí de la discoteca me  lamía el  coño  con  rapidez,  irritándome un poco el coño.  Me  metió  dos  dedos  como  si  quisiera  prepararme  para su  pene.  Frotando  el  interior  de  mi  coño  con  su  mano  derecha constantemente,  desabrochó  el  cinturón  de  sus  pantalones con  su  mano izquierda. —Rápido  y duro—  susurró  cuando  cayeron  al  suelo. En  ese  momento  sus  dedos fueron  reemplazados por  su miembro,  y  su  mano,  que  estaba  en  mí,  me  agarraron    el  pelo.  Sus caderas  se  movían rápidas y  un fingido  grito  salió  de  mi  garganta. Me soltó  la  cabeza  y  me  agarró  el  culo  con  fuerza,  y  una  de  sus manos  en mí,  y  sus  dedos irritaran  mi  clítoris. Su  dura  polla  se  frotó  contra  mi  interior  a  tal  velocidad  que  sentí  que no  tardaría  mucho.
No es la primera vez que tengo que fingir un orgasmo, ya soy toda una experta, muy pocas veces encuentro algún chico que cubra bien mis necesidades sexuales aunque parezca broma soy muy exigente sexualmente.

No se porque ante mi apreciaron unos ojos oscuros cono un pozo.

TU PERFUME EN MI PIEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora